viernes, 19 de septiembre de 2008

SEÑOR SOBRE EL REINO DE LOS ANGELES

Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María.
Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres. Pero ella turbada no entendía porque la saludaban de ésta manera. Y el ángel continuo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. Y ahora concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.
Cuando se cumplió el tiempo para que naciera el Señor, en la región indicada se encontraban unos pastores que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor. Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor. Esto servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre. Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían: ¡Gloria a Dios en las alturas, Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!
Cuando le llegó la hora de comenzar su ministerio luego de bautizarse, dice Mateo en su evangelio, tuvo su primera y durísima batalla con su enemigo y el de todos los cristianos: Satanás. En la conocida tentación de Jesús como también primera y gran prueba. Para poder convencerlo de sus insinuaciones diabólicas el diablo le citó las Escrituras donde dice que Dios mandará a sus ángeles en auxilio de sus Hijos. Luego de perder la batalla, el diablo, abandona el lugar y he aquí vinieron ángeles y le sirvieron al Jesús triunfador.
Jesús estaba en el huerto de Getsemaní orando intensamente. Iba a ser entregado en sacrificio y lo sabía. Un ángel vino a reconfortarle. Finalmente, dijo el padre: Sea hecha tu voluntad, no la mía. Y bebió la copa amarga. Se levantó y miró a sus discípulos. Dormid ya y descansad. He aquí la turba viene y el tiempo ha llegado. Una multitud de hombres se acercaba con espadas, palos y antorchas. Venían a prenderlo. Cristo se adelantó hacia ellos y en la espesura de aquel monte, en la oscuridad de la noche, preguntó:
-¿A quién buscáis?
-A Jesús nazareno, -vino la respuesta.
Se adelantó aún más y dijo: -Yo soy,- y al decir esto, todos sus perseguidores cayeron a tierra. Ni uno solo quedó en pie. Rápidamente, se incorporaron, los soldados buscaban sus cascos, sus espadas, sus antorchas y nuevamente se enfrentaron con él.
-¿A quién buscáis?
-A Jesús nazareno,- se oyó.
-Os he dicho que yo soy. Si a mí me buscáis, dejad ir a éstos.
Ellos, al ver su pasividad, su entrega, se acercaron, le tomaron, le ataron. Mientras tanto, Pedro sacó su espada y cortó la oreja de uno de ellos.
-Pedro, mete tu espada en la vaina-, ordenó Cristo, mientras sanaba la oreja herida.- ¿Piensas que si ahora quiero, no puedo pedir doce legiones de ángeles que vengan a defenderme? Pero si para esto vine…
¿Qué dijo? Todos le escucharon. Pero, ¿Quién es éste, que si pidiera doce ejércitos de ángeles, ellos acudirían? ¿Quién es éste?
El Hijo es superior a los ángeles. Porque ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Mi Hijo eres tú, Yo te he engendrado hoy, y otra vez: Yo seré a él Padre, Y él me será a mi hijo? Y otra vez, cuando introduce al Primogénito en el mundo, dice: ¡Adórenle todos los ángeles de Dios!

No hay comentarios: