sábado, 9 de junio de 2018

EL PLAN DE DIOS PARA EL HOMBRE Y LA MUJER

Las Escrituras nos hablan de tres tipos de muerte: • La Muerte Espiritual: Es la separación entre el hombre y Dios. (Is. 59:2) Esta muerte fue la primera consecuencia del pecado de Adán y Eva en el Jardín del Edén. Dios es santo, y no puede tener comunión con el pecado, por tanto, la ejecución de la impiedad provocó la muerte espiritual, la cual es una tónica en toda la humanidad no regenerada. La muerte espiritual es el estado de separación de Dios en el cual todo ser humano nace en este mundo. Romanos 5:12 dice: “por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres por cuanto todos pecaron.” La muerte espiritual se evidencia en una persona que gasta su vida en una manera de vivir licenciosa (1ª Tim. 5:6); que vive en pecado (Col.2:13); en solo religiosidad (Ap. 3:11); y, a fin de cuentas, sin Cristo. (Jn 6:53). • La Muerte Física: Es la Separación del alma del hombre con su cuerpo. Esto es la comúnmente llamada muerte. Esta es una consecuencia del pecado de Adán y Eva, (Gn. 2:17; 3:22) pero no sucedió en el mismo instante que ellos pecaron. Adán murió físicamente 930 años después que murió espiritualmente. A diferencia de los ángeles que solo tienen naturaleza inmaterial, el hombre fue creado tanto con una naturaleza inmaterial como con una naturaleza material. El cuerpo humano que está compuesto de más de 30 diferentes elementos químicos regresa a la tierra de donde fue tomado, en espera de la resurrección, ya sea para vida o para condenación. (Heb. 9:27). • La Muerte Eterna: Es la separación del hombre de la presencia de Dios para siempre. Esta es la llamada segunda muerte (Ap. 2:11, la primera es solo física. Comp Ap. 20:14,15). Todas las personas sin Cristo están muertas espiritualmente hablando, aun cuando viven sobre la tierra. Una buena ilustración para reafirmar el concepto se desprende de las propias palabras del Señor Jesucristo (Mt. 8:21,22). Cuando comenzó su ministerio invitó a muchas personas a seguirle y uno de los jóvenes al recibir la invitación señaló: 21Señor, permíteme que vaya primero y entierre a mi padre. Es probable que el Padre del muchacho estaba muriendo, ya había muerto o simplemente el joven deseaba que su padre envejeciera y muriese para después seguir a Jesús. En fin, lo interesante es lo que Jesucristo le dijo. Y fue: 22Sígueme; deja que los muertos entierren a sus muertos. Es ilógico bajo nuestra definición que un muerto pueda enterrar a otro muerto, pero, bajo la definición bíblica es más fácil notar la diferencia. Lo que Jesucristo nos enseña acá es que un muerto espiritual puede enterrar a un muerto físico. Siguiendo con el texto en Ef. 2:1…cuando estabais muertos en vuestros delitos y Pecados… Note la palabra EN. El hombre está inmerso en la muerte misma, ya que nace con la naturaleza pecaminosa y todos sin excepción tienen esa condición la cual se manifiesta en los delitos y pecados que ha fin de cuentas muestran su distancia de la santidad de Dios. El hombre no se hace pecador cuando miente, roba, maldice, mata, etc. El hombre miente, roba, maldice, mata, etc. porque es pecador. Si bien, es la muerte espiritual de la cual se desprenden cada una de las características que sigue mencionando el relato. Es bueno seguir viendo separadamente los costos asumidos en el estado sin Cristo.