jueves, 29 de septiembre de 2016

A LOS PIES DE JESUCRISTO SE VIVE Y SE MUERE TODO ESTA BAJO SU CONTROL

Dos historias que nos muestran que todo esta bajo el control del Señor y que a través de lo que Dios permite se muestra el Amor, la misericordia y el propósito que EL tiene con su obra… Lectura: Juan 7:53–8:11 El que […] esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella (Juan 8:7). Cuando un grupo de líderes religiosos llevó a una mujer adúltera a Jesús, no sabían que estaban colocándola a un tiro de piedra de la gracia. Esperaban desacreditar al Señor. Si Él les decía que la dejaran ir, podrían aducir que estaba quebrantando la ley mosaica. Pero, si la condenaba a morir, las multitudes que le seguían habrían desechado sus palabras de gracia y misericordia. Sin embargo, Jesús les devolvió la pelota a los acusadores. La Biblia dice que, en vez de responderles directamente, comenzó a escribir en el suelo. Cuando los líderes siguieron preguntándole, invitó a cualquiera de ellos que nunca hubiera pecado a lanzar la primera piedra. Después, siguió escribiendo en el suelo. Cuando volvió a levantar la vista, se habían ido todos. La única persona que podría haber arrojado una piedra —el único sin pecado— miró a la mujer con misericordia y le dijo: «Ni yo te condeno; vete, y no peques más». Hechos 7:54-8:8 54 Oyendo estas cosas, se enfurecían en sus corazones, y crujían los dientes contra él. 55 Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios, 56 y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios. 57 Entonces ellos, dando grandes voces, se taparon los oídos, y arremetieron a una contra él. 58 Y echándole fuera de la ciudad, le apedrearon; y los testigos pusieron sus ropas a los pies de un joven que se llamaba Saulo. 59 Y apedreaban a Esteban, mientras él invocaba y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu. 60 Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió. Mirando éstas historias observamos lo paradójico y muy diferente que son las cosas en el cielo con las de la tierra, alguien que merecía morir por su pecado la perdonan dejándola vivir, en cambio un siervo de Dios cumpliendo con el llamado de Dios se permite que muera. En algún momento en ésta vida o cuándo estemos con el Señor recibiremos la explicación de éstos momentos como otros que nos cuesta entender debido a que también llevamos con nosotros una naturaleza humana que se mueve con razonamientos y argumentos que debemos someter a los pies de Jesucristo permitiendo que El nos lleve por ese camino que no hemos transitado nunca y que El si y por ende es el Maestro de los Maestros y muy merecedor de nuestra confianza en todas las situaciones que nos toque enfrentar. El sabe lo que hace y permite. Ya sea que hoy necesites el perdón de Dios por juzgar a otros o que desees tener la seguridad de que ningún pecado está más allá de su gracia, que esto te aliente: Nadie te lanzará piedras hoy; ve y deja que la misericordia de Dios te cambie. Padre, límpiame de mi naturaleza condenadora y líbrame de las ataduras del pecado. Ayúdame a vivir una vida transformada por tu misericordia. Y si nos toca entregar nuestra vida por la causa de Cristo…, hágase tu voluntad. Adoramos a un Salvador que ansía perdonarnos y permitir que perdamos nuestra vida para ganarla.

sábado, 24 de septiembre de 2016

SOMOS TESTIGOS DE JESUCRISTO…

Porque esta promesa es para ustedes y para sus hijos, y también para todos los que están lejos; es decir, para todos aquellos a quienes el Señor nuestro Dios quiera llamar. Hechos 2:39 Contaremos a la generación venidera las alabanzas del Señor (v. 4 LBLA). Lectura: Salmo 78:1-8 Me gusta ver las carreras de relevo. La fuerza física, la velocidad, la habilidad y la resistencia requerida de los atletas me sorprenden. Pero hay un momento crucial que siempre capta mi atención y me pone ansioso: cuando se le pasa el testigo al corredor siguiente. Un momento de retraso, un desliz… y la carrera podría perderse. En cierto sentido, los creyentes están en una carrera de relevo, llevando el testigo de la fe y el conocimiento del Señor, y de su Palabra. La Biblia nos habla de la necesidad de pasar este testimonio de una generación a otra. En el Salmo 78, Asaf declara: «Hablaré cosas escondidas desde tiempos antiguos, las cuales hemos oído y entendido, que nuestros padres nos las contaron. No las encubriremos a sus hijos, contando a la generación venidera las alabanzas de Señor, y su potencia y las maravillas que hizo» (vv. 2-4). Moisés dijo algo parecido a los israelitas: «Ten mucho cuidado de no olvidar nada de todo lo que tus ojos han visto. […]. Al contrario, enséñales esto a tus hijos, y a los hijos de tus hijos» (Deuteronomio 4:9). Estamos llamados a hacer con amor y valentía todo lo posible para pasar a las generaciones futuras «las virtudes de aquel que [nos] llamó de las tinieblas a su luz admirable» (1 Pedro 2:9). Padre, ayúdame a ser fiel, pasando mi fe a otros. Ejercemos influencia en las generaciones futuras viviendo para Cristo hoy.

lunes, 19 de septiembre de 2016

¡PADRE, DAME LA MENTE DE CRISTO!

… si algo [es] digno de alabanza, en esto pensad… (v. 8). Lectura: Filipenses 4:4-9 Ante la variedad de contenidos en los medios, debemos ser consumidores prudentes. No significa leer o ver solo literatura y películas cristiana, sino ser cuidadosos con lo que vemos. Podemos preguntarnos: ¿Vale la pena dedicarles tanto tiempo? En Filipenses 4:8, Pablo nos dice algo así: Alimenta tus ojos y tu mente con cosas verdaderas, nobles, justas, puras, amables, de buen nombre, virtuosas y dignas de alabanza. Esta es una «dieta» digna de lo que Cristo ha hecho y está haciendo en nosotros. ¿Mis hábitos televisivos mejoran mi vida o me alejan de lo que realmente importa? ¡Padre! Dame la mente de Cristo.

miércoles, 14 de septiembre de 2016

¿DE QUIEN SOS HIJO DE DIOS O DEL ENEMIGO DE DIOS?

En cierta ocasión el Señor Jesucristo; siendo Dios mismo en carne y hueso caminando por esta tierra le explicaba a un grupo de judíos lo siguiente: Juan 8:31 Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; Juan 8:32 y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. Se desató una tremenda discusión entre el maestro y los opositores judíos a causa de aquellas palabras, estos se defendieron diciendo que eran hijos de Abraham y por consiguiente hijos de Dios y que nunca habían sido esclavos de nadie. (Dos posiciones difíciles de defender y probar ya que por lo menos habían sido esclavos en Egipto). A nadie se le ocurre pensar que es un hijo del diablo, en lo absoluto! Ni pensarlo, no es posible que seamos hijos del diablo. Pero como sabemos que somos hijos de Dios? Será acaso posible que existan hijos de Dios e hijos del diablo? Yo pensaba que todos éramos hijos de Dios, mucha gente diría eso. Sois de vuestro padre el diablo Juan 8:39 Respondieron y le dijeron: Nuestro padre es Abraham. Jesús les dijo: Si fueseis hijos de Abraham, las obras de Abraham haríais. Juan 8:40 Pero ahora procuráis matarme a mí, hombre que os he hablado la verdad, la cual he oído de Dios; no hizo esto Abraham. Juan 8:41 Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. Entonces le dijeron: Nosotros no somos nacidos de fornicación; un padre tenemos, que es Dios. Juan 8:42 Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre fuese Dios, ciertamente me amaríais; porque yo de Dios he salido, y he venido; pues no he venido de mí mismo, sino que él me envió. Juan 8:43 ¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis escuchar mi palabra. Juan 8:44 Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira. Juan 8:45 Y a mí, porque digo la verdad, no me creéis. Juan 8:46 ¿Quién de vosotros me redarguye de pecado? Pues si digo la verdad, ¿por qué vosotros no me creéis? Juan 8:47 El que es de Dios, las palabras de Dios oye; por esto no las oís vosotros, porque no sois de Dios. Jesús les dijo “Vosotros sois de vuestro padre el diablo” prácticamente les llamó“ hijos del diablo”; para este grupo de judíos, aquello era un gran insulto, una gran ofensa, algo humillante. Pero La Biblia registra que Jesús les dijo que eran hijos de diablo a esas personas. Ahora bien su reacción no se hizo esperar y arremetieron contra su ofensor de manera violenta según lo relata La Biblia: Juan 8:59 Tomaron entonces piedras para arrojárselas; pero Jesús se escondió y salió del templo; y atravesando por en medio de ellos, se fue. De acuerdo al texto anterior, hay varias preguntas importantes para nosotros: 5. 1. A qué grupo de hijos pertenecemos? 6. 2. Amamos a Jesús? Le conocemos? 7. 3. Entendemos el lenguaje de Jesús? Escuchamos y obedecemos su palabra? 8. 4. Nuestra manera de ser concuerda con el deseo del Dios de La Biblia? Como llego a ser hijo de Dios? Juan 1:12 Más a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; Juan 1:13 los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios. La Biblia dice que nos convertimos en hijos de Dios recibiendo a Jesús como Señor y salvador de nuestras vidas; creyendo que El murió en la cruz por nuestros pecados. Muchas personas dicen: Yo no creo que eso sea así de simple, otros son indiferentes y aparentan que no les interesa el asunto. En realidad, lo que pensemos no es determinante ya que Dios ha establecido en su palabra una forma simple y clara de cómo acercarnos a El. La clave es su hijo Jesús. Juan 3:16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Juan 3:17 Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. Juan 3:18 El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. Juan 3:19 Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Dios nos da libre albedrío de decidir a cual grupo deseamos pertenecer. ¿A cual grupo de hijos cree usted que pertenece? ¿En cual grupo quiere estar? Predicar el evangelio no es una opción; es un mandamiento. (La Biblia; Mateo 28:18-20)

viernes, 9 de septiembre de 2016

COMO CRISTIANO HABLARE DE LO MÁS IMPORTANTE

Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él (v. 9). Lectura: 1 Juan 4:7-19 Cuando Juan, el discípulo amado de Jesús, envejeció, centró toda su enseñanza sobre el amor de Dios en sus tres epístolas. En el libro Conociendo la verdad del amor de Dios, Peter Kreeft cita una antigua leyenda que dice que uno de los jóvenes discípulos de Juan fue a él una vez, quejándose: « ¿Por qué no hablas de otra cosa?».Juan respondió: «Porque no hay nada más de que hablar». El amor de Dios está, sin duda, en el centro de la misión y el mensaje de Jesús. En su Evangelio, que escribió antes, Juan afirmó: «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna» (Juan 3:16). Pablo nos dice que el amor de Dios es la esencia de nuestra vida, y nos recuerda que «ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro» (Romanos 8:38-39). El amor de Dios es tan fuerte, accesible y firme que podemos iniciar cada día sabiendo que todo lo bueno viene de su mano, y que podemos enfrentar los desafíos con su poder. Su amor es lo que más importa en esta vida. ¡Gracias, Señor, porque tu amor es rico y puro, poderoso y sin medida! El amor de Dios permanece firme cuando todo lo demás se desmorona.

domingo, 4 de septiembre de 2016

“HAGAN TODO LO QUE JESÚS LES DIGA” Juan 2:5

Andad en todo el camino que el Señor vuestro Dios os ha mandado… (v. 33). Lectura: Deut. 5:28-33 Necesitaba un tanque de agua subterráneo y sabía exactamente cómo lo quería, así que di instrucciones claras al constructor. Al día siguiente, cuando inspeccioné el proyecto, me incomodé al ver que no había seguido mis indicaciones. Había cambiado el plan y, por lo tanto, el efecto. La excusa que dio fue tan irritante como no haber seguido mis directivas. Cuando lo vi rehacer el trabajo y mi frustración disminuía, sentí culpa: ¿Cuántas veces he necesitado rehacer las cosas en obediencia al Señor? Así como los antiguos israelitas no hacían muchas veces lo que Dios les pedía, también nosotros solemos hacer las cosas como queremos. Pero la obediencia es lo esperado de nuestra relación creciente con Dios. Moisés dijo al pueblo: «Mirad, pues, que hagáis como el Señor vuestro Dios os ha mandado […]. Andad en todo el camino que el Señor vuestro Dios os ha mandado» (Deuteronomio 5:32-33). Mucho después de Moisés, Jesús exhortó a sus discípulos a confiar en Él y a amarse unos a otros. Lo que Dios Mandó Hay algo poderoso que Dios quiere hacer contigo y a través de ti, para impactar a otros. Y es a través de tu servicio a Dios que tú vas a alcanzar el propósito, el destino de Dios para tu vida. En el verso 26, del capítulo 17 del libro de Hechos, dice que Dios ha prefijado el orden de los tiempos. Dios determinó que tú habrías de nacer en esta época, en este tiempo, en medio de las circunstancias que estemos viviendo. Así que, hay algo especial que Dios quiere que tú hagas. Hay algo que tú solamente puedes hacer durante este tiempo. El verso sigue diciendo: y los límites de su habitación. Dios ha prefijado 2 cosas de tu vida: Tu tiempo, y tus límites. Los límites no son malos. Los límites son buenos. Naturalmente hablando, los límites son necesarios. Donde no puede haber límites es en tu espíritu, en tu mente. Los límites son vitales para que se desarrolle todo tu máximo potencial. Un jugador estrella de baloncesto, hace cosas sin límites, dentro de unos límites, dentro de un espacio que sí es limitado. Esto es lo que lo hace grande: Que, dentro de unos límites, él logra hacer lo que ninguno otro logra hacer. Pero tienen que existir ciertos parámetros para que el hombre sea impulsado a desarrollar su máximo potencial, en el lugar donde está. Dios ha prefijado tu tiempo. Tú no tienes tiempo que perder. Tienes un tiempo asignado para tu vida. Y Dios ha puesto un límite en tu habitación, en el espacio que vas a abarcar. Dios no te ha enviado para cubrir todas las necesidades de tu territorio, pero te tienes que asegurar que, aquello a lo que Dios sí te envió, lo cumplas cabalmente. El problema de muchos es que, lamentablemente, cuando no conocemos esto, comenzamos a meternos en cosas a las cuales Dios no nos ha llamado. Y lo triste sería que llegaras al cielo y, lo que Dios te llamó hacer, no lo hayas hecho, por haber estado haciendo lo que Dios no te mandó a hacer y que tú pensabas que tenías que hacer. Todo lo que tú has hecho, ¿Dios te habrá mandado a hacerlo? ¿O estarás sacando tiempo de lo que deberías estar haciendo, tratando de hacer algo que Dios no te dijo que tenías que hacer? Asegúrate que, hagas lo que hagas, nada te saque o te mueva de hacer lo que Dios verdaderamente quiere que tú hagas. Esta sigue siendo la clase de entrega que nos beneficia. Ahora que el Espíritu nos ayuda a obedecer, es bueno recordar que «Dios es el que en [nosotros] produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad» (Filipenses 2:13). Señor, gracias por todas las oportunidades que nos das. Cuanto más cerca andamos con Dios, más claro vemos su guía.