viernes, 12 de septiembre de 2008

SEÑOR SOBRE EL REINO DE LA NATURALEZA

En cierta oportunidad Jesús, después de haber predicado a la multitud subió al barco para cruzar el lago. Sus discípulos también lo hicieron. Cristo iba cansado por el trajín del día. Tenía sueño, y se durmió. Allí acostado parecía un hombre como todos. Y en la mitad de la travesía, el viento levantó una tempestad, y la barca comenzó a zozobrar. Las olas se alzaban como para tragar la embarcación. Aquellos diestros pescadores del Mar de Galilea trataban de controlarla, pero no podían. Finalmente, miraron hacia el Maestro dormido.
-¡Maestro! ¡Despierta! , que perecemos.
Cristo se levanto. -¿Por qué teméis, hombres de poca fe? –Y dirigiéndose al mar, extendió su mano diciendo: -Enmudece y calla-, Al momento todo se aquietó, y hubo bonanza. Los mismos discípulos, asombrados, preguntaron: -¿Quién es éste, pero quién es éste, que aun el viento y el mar le obedecen?... ¿Quién es éste?
Este es Jesús de Nazaret, pero también es el verbo hecho carne, el Hijo del Dios viviente;
es aquel que, cuando estuvo en la tierra, demostró ser Señor sobre el reino de la naturaleza. El mostró su autoridad a través de su ministerio: la naturaleza misma se sujetó al Señor del Universo.

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