lunes, 31 de marzo de 2014

BOTELLONES DE AGUA

Romanos 5:12-21 … por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida. —Romanos 5:18 En muchos países, desde hace años se suele beber agua envasada en botellones. Aunque la mayoría de la gente tiene un suministro de agua potable gratuita e inmediatamente disponible en los grifos y los bebederos, se sigue comprando agua embotellada. Para mí, no tiene sentido pagar por algo que puedo disfrutar sin costo, pero algunos creen que un producto por el cual hay que pagar es superior a cualquiera que sea gratuito. A veces, esto se traslada a nuestra vida espiritual. Algunos luchan con aceptar que la salvación sea un regalo, y quieren hacer algo para ganarla. El problema es que nadie dispone de lo suficiente para hacerlo. El precio de la salvación es la perfección (Mateo 19:21), y Jesús es el único que pudo pagarlo (Romanos 5:18). A todos los que tienen sed, promete darles «gratuitamente de la fuente del agua de la vida» (Apocalipsis 21:6). Algunas personas tratan de comprar el agua viva de la salvación con buenas obras y donaciones caritativas. Aunque Dios valora estas formas de servicio espiritual, no son lo que Él requiere para perdonar nuestro pecado. Jesús ya pagó el precio al morir en nuestro lugar, y ofrece apagar nuestra sed espiritual cuando bebemos gratuitamente de la fuente divina que nunca se seca. Jesús es la única fuente que puede satisfacer la sed del alma.

domingo, 30 de marzo de 2014

BIENAVENTURADOS LOS MANSOS

Mateo 5:1-10 Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad. —Mateo 5:5 Un problema con la palabra española manso es que rima con ganso, y durante años, la gente ha vinculado ambos conceptos. Un diccionario popular da una segunda definición para manso: demasiado sumiso; fácilmente controlable; sin carácter; sin espíritu». Por esta razón, algunos cuestionan las palabras de Jesús: «Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad» (Mateo 5:5). El erudito en griego W. E. Vine afirma que la mansedumbre, como se define en la Biblia, es una actitud hacia Dios «que considera que su trato para con nosotros es bueno, y por lo tanto, no hay discusión ni resistencia». Esto lo observamos en Jesús, cuyo deleite fue hacer la voluntad de su Padre. El autor continúa diciendo que «la mansedumbre manifestada por el Señor y que se les recomienda practicar a los creyentes es fruto del poder […]. Jesucristo era “manso” porque tenía a su disposición los recursos infinitos de Dios». Él podría haber llamado a los ángeles del cielo para impedir que lo crucificaran. Jesús les dijo a sus agobiados y cansados seguidores: «Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas» (Mateo 11:29). Él fue el modelo perfecto de la mansedumbre. Cuando estamos cansados y turbados, Cristo nos invita a descubrir la paz que produce confiar mansamente en Él. Dios tiene dos moradas: en el cielo y en un corazón manso y agradecido.

sábado, 29 de marzo de 2014

UN MUNDO MEJOR

1 Pedro 2:9-12 Manteniendo buena vuestra manera de vivir […] para que […] glorifiquen a Dios […] al considerar vuestras buenas obras. —1 Pedro 2:12 En una de mis historietas favoritas, Lucy, uno de sus personajes, quien siempre se muestra segura de sí misma, declara: «¿Cómo puede el mundo empeorar teniéndome a mí? ¡Desde que nací, ha sido mejor!». Es evidente que Lucy exhibe una opinión elevada e irreal de sí misma, pero deja claro un concepto interesante: ¿qué sucedería si tratáramos de convertir el mundo en un lugar mejor al demostrar el amor de Cristo donde Dios nos ha colocado? Cuando Pedro escribió a los creyentes perseguidos, les aconsejó que mantuvieran una buena manera de vivir (1 Pedro 2:12) llevando a cabo buenas acciones, las cuales, en definitiva, glorificarían a Dios. En otras palabras, podemos hacer del mundo un lugar mejor mediante nuestros actos. Piensa cómo impactarían en nuestro entorno acciones semejantes a las de Cristo: de amor, misericordia, perdón, justicia y paz. Siempre he dicho que, si ponemos en práctica este versículo, las personas tal vez digan: «Nuestra oficina es un lugar mejor porque __________ trabaja aquí». O «nuestro vecindario es un lugar mejor porque…», o «nuestra escuela es mejor porque…». No podemos cambiar el mundo entero nosotros solos, pero, por la gracia de Dios, sí podemos permitir que la transformación que Cristo produjo en nosotros haga que el mundo que nos rodea también sea diferente. Todos podemos hacer algo para mejorar el mundo: dejar que Cristo brille a través de nosotros.

viernes, 28 de marzo de 2014

ESPERAR…

Salmo 130 Gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración. —Romanos 12:12 Día tras día y durante años, Enrique le hablaba al Señor de su preocupación por su yerno Juan, el cual se había alejado de Dios. Pero, al tiempo, Enrique murió. Meses más tarde, Juan volvió al Señor. Cuando su suegra le dijo que Enrique había orado por él todos los días, Juan respondió: «Esperé demasiado». No obstante, ella replicó gozosa: «El Señor sigue contestando las oraciones que él hizo durante su vida terrenal». La historia de Enrique es alentadora para quienes oramos y esperamos. Él permaneció «[constante] en la oración» y esperó con paciencia (Romanos 12:12). El autor del Salmo 130 experimentó lo que significa esperar en oración. Declaró: «Esperé yo al Señor, esperó mi alma» (v. 5). Encontró esperanza en Dios porque sabía que «en el Señor hay misericordia, y abundante redención con él» (v. 7). El autor Samuel Enyia escribió sobre el tiempo del Señor: «Dios no depende de nuestro tiempo. Nuestro tiempo es cronológico y lineal, pero Dios […] es atemporal. Actuará cuando se cumpla el tiempo establecido por Él. Nuestra oración […] no necesariamente apresura al Señor para que actúe, pero […] nos coloca en comunión con Él». ¡Qué privilegio tener comunión con Dios en oración y esperar la respuesta hasta que el tiempo del Señor se haya cumplido! Dios tal vez demore en contestarnos, pero nunca frustrará nuestra confianza.

jueves, 27 de marzo de 2014

VINCULO CON LA VIDA

Tito 3:1-11 Nos salvó […] por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo. —Tito 3:5 A los 16 años de edad, Morris Frank (1908-1980) ya había perdido la vista en ambos ojos. Varios años después, viajó a Suiza, donde conoció a Buddy, el perro que lo incentivaría a participar en la escuela de perros guía Seeing Eye [Ojo que ve]. Con la guía de Buddy, Frank aprendió a andar por aceras llenas de gente e intersecciones. Así describió la libertad que su guía le proporcionaba: «Es glorioso: simplemente [Buddy] y una correa de cuero me vinculan con la vida». El perro le brindó a Morris Frank una nueva clase de acceso al mundo que lo rodeaba. El Espíritu Santo de Dios nos da acceso a la vida espiritual abundante en Jesús. Cuando aceptamos a Cristo como Salvador, Dios lava nuestros pecados y nos renueva «en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador» (Tito 3:5-6). En cuanto conocemos al Señor, el Espíritu Santo nos ayuda a experimentar el amor de Dios (Romanos 5:5), a entender su Palabra (Juan 14:26), a orar (Romanos 8:26) y a abundar en esperanza (Romanos 15:13). Hoy, cuando pienses en tu relación con Dios, recuerda que el Espíritu es tu guía para vivir en Cristo (Romanos 8:14). El Espíritu Santo nos guía a crecer en conocimiento y madurar espiritualmente.

miércoles, 26 de marzo de 2014

TODO ES UN CAOS

Éxodo 8:1-15 … no injurien a nadie, […] sino [sean] amables, mostrando toda consideración para con todos los hombres. —Tito 3:2 Todo lo que observo me lleva a creer esta verdad: el orden no es algo natural. Cuando pienso en mi oficina, me asombra lo rápido que se torna en un caos y cuánto tiempo me lleva ordenarla. El orden exige intervención; no ocurre de manera natural. No debería sorprenderme, ya que el papel de Dios para ordenar las cosas a partir del caos es un tema relevante en la Biblia. Lo hizo al crear la nación de Israel (Éxodo 7–14). Cuando dijo que era hora de sacar al pueblo hebreo de Egipto, Faraón se negó. La economía de la nación dependía de estos obreros hebreos, y el monarca no quería perderlos. Entonces, para que cambiara de idea y convencerlo, Dios envió diez plagas. Los magos egipcios pudieron reproducir las dos primeras, pero no revertirlas… ni siquiera una. Pudieron generar caos, pero no fueron capaces de restaurar el orden. Solamente Dios puede hacer eso. Con esfuerzo, podemos poner orden en nuestros espacios físicos, pero nos resulta imposible revertir el caos emocional y espiritual en nuestra vida. Solamente Dios puede hacerlo. Cuando vivimos como el Señor desea (sin injuriar, siendo amables y considerados con todos), Él puede restaurar el orden en las situaciones caóticas que enfrentamos (Tito 3:2). Al poner nuestros problemas en las manos de Dios, Él pone paz en nuestro corazón.

martes, 25 de marzo de 2014

¿QUIÉN OCUPA EL CENTRO?

Salmo 33:6-19 El consejo del Señor permanecerá para siempre; los pensamientos de su corazón por todas las generaciones. —Salmo 33:11 Hace poco, experimenté lo que, para mí, fue un «momento Copérnico»: yo no soy el centro del universo; el mundo no gira alrededor de mí; no se mueve a mi paso, en mis términos ni según mis preferencias. Aunque desearíamos que fuera distinto, la vida no se trata de nosotros solamente: todo gira alrededor del Señor. En el Salmo 33, leemos que toda la naturaleza depende de Él y está bajo su control (vv. 6-9). Le asigna límites al mar y encierra el océano en grandes depósitos. Todo opera según las leyes que Dios ha establecido. Las naciones también giran a su alrededor (vv. 10-12). Ningún plan ni complot pueden levantarse contra Dios, ya que, en última instancia, su plan permanece para siempre. Jamás pueden trastocarse sus intenciones. Por último, toda la humanidad gira alrededor del Señor (vv. 13-19). Él ve a toda la raza humana. Hizo nuestro corazón y entiende todo lo que hacemos, y tiene poder para intervenir en nuestra vida y librarnos de situaciones fuera de control. Nuestra vida fue creada para centrarse en Dios, no en nosotros mismos. ¡Qué agradecidos podemos estar de servir a un Dios tan poderoso! Todo aspecto de nuestra existencia está bajo su control. —Señor, enséñame a vivir la verdad del Salmo 33. Que te honre como debo, y que todos nos maravillemos ante ti, porque tu consejo y tus planes permanecen para siempre. Cuando morimos a todo lo que nos rodea, vivimos para Dios en lo alto.

lunes, 24 de marzo de 2014

TESTIGO AMABLE

Hechos 1:1-11 … me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. —Hechos 1:8 Hace años, caí de un puente de unos once metros de altura y, como mi vida corría peligro, me internaron en un hospital. Mientras estaba allí, la esposa del hombre de la cama de al lado se detuvo para hablar conmigo: «Mi esposo acaba de contarme lo que te sucedió. No tenemos duda de que Dios te protegió porque desea utilizarte. Hemos estado orando por ti». Quedé pasmado. Había crecido yendo a la iglesia, pero nunca había imaginado que Dios quería hacer algo con mi vida. Las palabras de aquella mujer me mostraron un Salvador del que había oído hablar, pero al que no conocía… y marcaron el comienzo de mi acercamiento a Cristo. ¡Cuánto valoro el recuerdo de aquellas palabras dichas por una testigo amable a quien le interesó decirle algo a un extraño sobre el Dios cuyo amor es verdadero! Sus palabras transmitieron interés y preocupación, y brindaron una promesa y un propósito. Jesús desafió a sus discípulos (y a nosotros) a hablarles a los demás sobre el amor de Dios: «… recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra» (Hechos 1:8). Mediante la obra del Espíritu Santo, nuestras palabras y testimonio pueden tener poder para marcar una diferencia eterna en la vida de los demás. Una palabra amable puede lograr más de lo imaginable.

domingo, 23 de marzo de 2014

PROMOVER LA UNIDAD

Proverbios 6:16-19 … aborrece el Señor [… al] que siembra discordia entre hermanos. —Proverbios 6:16, 19 El lenguaje de Proverbios 6:16-19 es duro. Enumera siete cosas que el Señor aborrece, y cierra con el que «siembra discordia entre hermanos». Este pecado se menciona porque destruye la unidad que Cristo desea para sus seguidores (Juan 17:21-22). En un principio, aquellos que siembran discordia tal vez no busquen crear división, sino que les preocupan sus necesidades personales o los intereses del grupo al que pertenecen (Santiago 4:1-10). Piensa en la discusión de los pastores de Lot con los de Abram (Génesis 13:1-18), en la de los discípulos de Cristo sobre la preeminencia personal (Lucas 9:46); además, considera los grupos separatistas de la iglesia de Corinto, los cuales colocaban las facciones sectarias por encima de la unidad del Espíritu (1 Corintios 3:1-7). Entonces, ¿cuál es la mejor manera de promover la unidad? Comienza con un corazón transformado. Cuando adoptamos la mente de Cristo, desarrollamos una actitud humilde y nos concentramos en servir a los demás (Filipenses 2:5-11). Solo en Él, podemos acceder al poder para «no [mirar] cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros» (v. 4). En poco tiempo, las necesidades y las esperanzas de los demás nos resultarán más importantes que las nuestras. Al desarrollar lazos de amor unos con otros, descubrimos que el gozo y la unidad sustituyen a la discordia (ver Salmo 133:1). Podemos lograr más juntos que solos.

sábado, 22 de marzo de 2014

EN ACTIVIDAD

Mateo 25:14-21 … Bien, buen siervo y fiel… —Mateo 25:23 Viviana y Daniel tienen más de 90 años, y han estado casados más de 70. Hace poco, ella tuvo un contratiempo al fracturarse la cadera. Esto se sumó a su tristeza porque, desde hace varios años, ya no tienen fuerzas suficientes para trabajar y participar activamente en su iglesia. No obstante, ambos siguen trabajando con ahínco para el Señor: son guerreros de oración. Aunque quizá no puedan estar físicamente presentes en la iglesia, son fieles «entre bambalinas» en su servicio para el Señor. La parábola de Mateo 25 nos recuerda que debemos utilizar los «talentos» que Dios nos ha dado en su sabiduría. Todos tenemos habilidades o capacidades en diversas áreas, y no debemos enterrar ni desperdiciar lo que el Señor nos ha concedido. Dios no nos utiliza solamente cuando somos fuertes, sino también en nuestra juventud y vejez, y en nuestras enfermedades y debilidad. Viviana y Daniel continúan sirviendo con la oración. Y como ellos, nosotros honramos a nuestro Salvador al utilizar nuestros talentos… «cada uno conforme a su capacidad» (v. 15) para servir a Aquel que es digno. —Señor, has hecho tanto por mí. Muéstrame qué puedo hacer para servirte y honrarte con las habilidades que me has dado. Que mi vida sea un sacrificio vivo de amor y acción para honrar tu nombre. Dios puede utilizarte a cualquier edad… si estás dispuesto.

jueves, 20 de marzo de 2014

AMOR "DESUBICADO"

Salmo 115 Los ídolos de ellos son plata y oro, obra de manos de hombres. —Salmo 115:4 El escritor y orador Martin Lindstrom piensa que los teléfonos móviles se han convertido en el mejor amigo de muchas personas. Un experimento con una resonancia magnética lo ayudó a descubrir el porqué: cuando las personas veían o escuchaban sonar su teléfono, se estimulaban neuronas en zonas del cerebro asociadas a sentimientos de amor y compasión. Lindstrom señaló: «Era como si estuvieran delante de una novia, un novio o un familiar». Muchas cosas se disputan nuestro afecto, tiempo y atención, y parece que siempre necesitáramos evaluar en dónde se enfoca nuestra vida. Josué les dijo a los israelitas que debían dirigir su afecto y adoración a Dios solamente (Josué 24:14), y estableció una diferencia significativa con la adoración a los ídolos que practicaban las naciones circundantes. Esos ídolos eran de metal y tan solo obra de manos de hombres (Salmo 115:4). Comparados con el Señor, carecían totalmente de poder. Por lo tanto, el pueblo de Dios fue exhortado a hallar seguridad en Él y no en otros dioses (Jueces 10:13-16). Jesús lo reiteró al referirse a los mandamientos: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente» (Mateo 22:37). El Señor es nuestra única ayuda y escudo (Salmo 115:9). Adorémoslo a Él solamente. —Para Reflexionar ¿Qué revela sobre nuestros afectos lo que hicimos últimamente? ¿Indica que alguien o algo está por encima de Dios? Dios se merece todo nuestro amor.

miércoles, 19 de marzo de 2014

REGOCIJO CELESTIAL

Lucas 15:1-10 … hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente. —Lucas 15:10 Julia había sido criada en un hogar cristiano, pero cuando fue a la universidad, empezó a cuestionar sus creencias y se alejó de Dios. Después de graduarse, viajó a varios países, siempre en busca de felicidad, pero nunca se sentía satisfecha. Tras experimentar algunas dificultades, se dio cuenta de que el Señor estaba buscándola y de que lo necesitaba. Desde otro país, llamó a sus padres y les dijo: «¡Le entregué mi vida a Cristo y me está cambiando! Lamento toda la angustia que les causé». Sus padres estaban tan emocionados que llamaron a sus hijos y nueras para que fueran a su casa de inmediato. Querían contarle personalmente la emocionante noticia. «¡Julia ha recibido a Cristo como Salvador!», exclamaron gozosos y casi llorando. La mujer en Lucas 15 encontró la moneda que había perdido, y llamó a sus amigos y vecinos para que se regocijaran con ella (v. 9). Jesús les relató a los religiosos de su época esta historia, y otras sobre una oveja y un hijo también perdidos, para mostrar cómo había venido Él a la Tierra para buscar a los pecadores perdidos. Cuando aceptamos el don de la salvación divina, hay gozo tanto en el cielo como en la Tierra. Jesús declaró: «… hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente» (v. 10). ¡Qué maravilloso es que Jesucristo haya descendido a nosotros para buscarnos y que el cielo se regocije cuando respondemos con fe! Los ángeles se regocijan cuando nos arrepentimos.

martes, 18 de marzo de 2014

OLOR AGRADABLE

2 Corintios 2:12-17 Porque para Dios somos grato olor de Cristo en los que se salvan, y en los que se pierden. —2 Corintios 2:15 Algunos aromas son inolvidables. Hace poco, mi esposo mencionó que se le estaba terminando la crema de afeitar. «Yo compro alguna», le ofrecí. «¿Puedes conseguir esta? —preguntó mientras me mostraba el frasco—. Me encanta el perfume; es la que mi papá usaba siempre». Sonreí al recordar cuando, en una ocasión, había evocado momentáneamente mi niñez al sentir el olorcito del mismo champú que mi mamá usaba para lavarme el cabello. Tanto para mi esposo como para mí, los olores habían desencadenado respuestas emocionales y recuerdos agradables de personas que amábamos y que ya no estaban. Oliver Wendell Holmes declaró: «Los recuerdos, la imaginación, los sentimientos del pasado y las asociaciones se despiertan con más rapidez a través del olfato que por cualquier otro medio». Así que, ¿qué sucedería si nuestra vida fuera un olor que atrajera a las personas hacia Dios? En 2 Corintios 2:15, leemos: «Porque para Dios somos grato olor de Cristo en los que se salvan, y en los que se pierden». A Dios le agrada nuestra fragancia, pero esta también hace que los demás sean impulsados hacia Él o se alejen. Los que hemos entendido sobre el sacrificio de Jesús tenemos la oportunidad de ser el «olor de Cristo» (un recordatorio de su Persona) para los demás. El dulce aroma de la semejanza de Cristo puede ser un atractivo irresistible hacia el Salvador. Al caminar con Dios, dejamos una fragancia agradable que puede atraer a otros a seguirlo.

lunes, 17 de marzo de 2014

NUBES PARA PERSPECTIVA

Job 3:3-5; 42:5-6 De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven. —Job 42:5 En 1929, la película muda Alas, rodada en 1927, sobre dos aviadores durante la Segunda Guerra Mundial, fue galardonada como la mejor película en la primera edición de los Premios de la Academia (Oscars). Mientras la filmaban, la producción se detuvo durante varios días, por lo que los productores, frustrados, le preguntaron al director a qué se debía. Él respondió: «Lo único que tenemos es cielo azul. El conflicto aéreo no se verá bien a menos que haya nubes, ya que estas generan la perspectiva». Y tenía razón. Los espectadores podrían ver lo que realmente sucedía solo si el combate aéreo tenía nubes de fondo. A menudo, preferimos cielos azules en lugar de nubes tormentosas, pero un cielo encapotado suele revelar la fidelidad de Dios. Al mirar atrás y ver esas nubes, obtenemos una perspectiva de cómo se manifestó la fidelidad del Señor en nuestras pruebas. Al inicio de su terrible sufrimiento, Job se lamentó: «Perezca el día en que yo nací, […] pósese sobre él una nube» (Job 3:3-5 lbla). Su desesperada situación continuó durante mucho tiempo, hasta que Dios habló. Entonces, el patriarca exclamó: «De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven» (42:5). Job se había encontrado con el Creador soberano, y eso había cambiado su perspectiva sobre los propósitos divinos. ¿Está hoy tu cielo cargado de nubes de dificultades? Antes de lo que piensas, Dios tal vez utilice esas nubes para ayudarte a obtener una perspectiva de su fidelidad. «Las nubes de tristeza suelen revelar el resplandor del rostro de Cristo». —Jasper

domingo, 16 de marzo de 2014

ALIMENTO PARA EL ALMA

Jeremías 15:15-21 Fueron halladas tus palabras, y yo las comí… —Jeremías 15:16 ¡Me encanta la comida! Verla presentada de manera atractiva y saborear su gusto. Si dependiera de mí, comería con más frecuencia… ¡aunque no ayudaría a mi cintura! Por eso, es bueno que mi esposa Martie sepa cuándo recordarme amorosamente que coma la cantidad apropiada de alimentos saludables. Leer el interesante concepto de Jeremías cuando declara que, al encontrar las palabras de Dios (incluso las referentes al juicio divino), las comió (Jeremías 15:16), hace que me pregunte si ingiero las Escrituras con tanta ansiedad, amor y frecuencia. Es evidente que el profeta no comió literalmente la Palabra de Dios, sino que fue su modo de decir que la leía y la saboreaba en lo profundo de su ser. Y allí es precisamente donde debe llegar. ¡La Palabra es alimento para el alma! Cuando la comemos, el Espíritu Santo nos da poder para madurar y ser más semejantes a Cristo. Transforma nuestra manera de pensar sobre Dios, el dinero, los enemigos, las ocupaciones y la familia. En otras palabras, nos es realmente beneficiosa. Así que, ¡«come» la Palabra de Dios para satisfacer tu corazón! Sin duda, vas a estar de acuerdo con Jeremías cuando declaró: «tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón» (15:16). Cuanto más te alimentes de la Palabra de Dios, más saludable te volverás.

sábado, 15 de marzo de 2014

TÍTULOS DE OCUPACIONES

Efesios 4:11-16 A fin de perfeccionar a los santos […] para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe… —Efesios 4:12-13 Cuando la Corporación Radial Británica solicitó ejemplos de títulos de ocupaciones llamativos, dudosos e incluso extraños, una escritora envió el suyo: técnica en cerámica subacuática. Lavaba platos en un restaurante. A veces, los títulos se utilizan para hacer que un trabajo suene importante. En Efesios 4:11, cuando Pablo enumeró algunos dones de Dios para la iglesia, no tuvo intención de que se interpretaran como títulos de ocupaciones destacadas. Todas las partes del cuerpo son necesarias para que este funcione correctamente. Ninguna es mejor que otra. Lo más importante era el propósito de esos dones: «perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos […] a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo» (vv. 12-13). Poco importa el título que poseamos. Lo relevante es que fortalezcamos la fe del pueblo de Dios. Cuando evaluemos nuestra eficacia según el estándar bíblico, no importará que nos trasladen a otra función o que ya no tengamos un título específico. Por amor al Señor, servimos para edificar a los creyentes y dejamos que Él comisione desde el cielo como lo considere apropiado (Mateo 25:21). —Señor, utilízame para impactar la vida de los demás. Que no me preocupe por el título que tengo, sino que mi vida muestre a otros tu gracia. Los dones que Dios nos da no son para nosotros, sino para los demás.

viernes, 14 de marzo de 2014

TENDENCIA A DESVIARSE

Salmo 119:9-16 Con todo mi corazón te he buscado; no me dejes desviarme de tus mandamientos. —Salmo 119:10 Uno de mis himnos favoritos es «Fuente de vida eterna», escrito en inglés en 1757 por Robert Robinson cuando tenía 22 años. Una parte de la letra (en traducción libre) siempre me llama la atención y me obliga a examinarme: Propenso a vagar, Señor, yo me siento, propenso a dejar al Dios que amo. A veces, me siento así. Y con demasiada frecuencia, me distraigo y deslizo, en lugar de mantener el corazón y la mente enfocados en el Salvador que me ama y se entregó por mí. Robert Robinson y yo no somos los únicos a quienes les pasa esto. En esas etapas cuando vagamos, en lo más profundo de nuestro ser no queremos alejarnos de Dios; pero como Pablo, a menudo hacemos lo que no queremos (Romanos 7:19) y necesitamos desesperadamente regresar al Pastor de nuestro corazón, quien puede atraernos hacia Él. En su gran himno de las Escrituras, el Salmo 119, David escribió sobre esta lucha: «Con todo mi corazón te he buscado; no me dejes desviarme de tus mandamientos» (v. 10). A veces, aunque nuestro corazón anhele buscar a Dios, las distracciones de la vida pueden alejarnos de Él y de su Palabra. Cuán agradecidos podemos estar de tener un Padre celestial paciente y compasivo, cuya gracia es siempre suficiente… ¡aun cuando somos propensos a vagar! Nuestra tendencia a desviarnos se equipara a la disposición de Dios de buscarnos.

jueves, 13 de marzo de 2014

SIN ENERGÍA

Isaías 40:27-31; 41:10 Él da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. —Isaías 40:29 En el transcurso de la historia, gran cantidad de lugares en el mundo han sido sacudidos por tormentas tremendas y huracanes que dejaron como secuelas inundaciones masivas y destrucción. Muchas personas también se ven afectadas por los cortes de electricidad que generan falta de alimentos, combustible y agua. Los vientos rugientes y el agua descontrolada dejan vecindarios enteros cubiertos de lodo y arena, y los titulares sobre la catástrofe suelen anunciar: «Millones de personas sin suministro de energía». Tal como una tormenta de la naturaleza, una tragedia personal puede dejarnos en un estado emocional de oscuridad y sin energías. En tales ocasiones, la Palabra de Dios nos reafirma la ayuda del Señor: «Él da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas» (Isaías 40:29). En nuestros momentos de mayor debilidad, despojados de recursos emocionales, podemos colocar nuestra esperanza en el Señor y encontrar fortaleza en Él, ya que nos promete para cada nuevo día: «… los que esperan al Señor tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán» (v. 31). Dios es nuestra fuente de energía espiritual en todas las tormentas de la vida. Se necesita una tormenta para saber si el refugio es seguro.

miércoles, 12 de marzo de 2014

LA REGLA DE ORO

Mateo 7:7-12 Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos… —Mateo 7:12 Muchas religiones adoptan el concepto de la Regla de oro: tratar a los demás como te gustaría que te traten. Entonces, ¿qué hace tan excepcional la versión de Jesús sobre este asunto? Su singularidad yace en una sola frase: «Así que», la cual apunta a la generosidad de nuestro Padre celestial. Jesús declaró: «Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan? Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos…» (Mateo 7:11-12). Nadie alcanza a cumplir lo que debe: amar a los demás como Dios nos ama. Con amor perfecto, Jesús puso en práctica esta ética admirable al vivir y morir por todos nuestros pecados. Tenemos un Padre dadivoso y amante que dejó de lado sus intereses para revelar la medida perfecta de su amor a través de su Hijo Jesús. La generosidad de Dios es la dinámica por la cual tratamos a los demás como nos gustaría ser tratados. Amamos y damos a los demás porque Él nos amó primero (1 Juan 4:19). Nuestro Padre celestial nos pide que vivamos a la altura de sus mandamientos, pero también nos da su poder y amor para que lo llevemos a cabo. Solo necesitamos pedírselo. «Si memorizamos la Regla de oro, acordémonos de aplicarla» —E. Markham

martes, 11 de marzo de 2014

LA PLUMA SILENCIOSA

Santiago 3:1-12 Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz. —Santiago 3:18 Harry Truman, un expresidente de los Estados Unidos, tenía una regla: toda carta escrita con enojo debía permanecer en su escritorio durante 24 horas, antes de ser despachada. Si al final de ese período de «enfriamiento» sus sentimientos no habían cambiado, la mandaría. Al final de su vida, las cartas que no había enviado llenaban un cajón grande de su escritorio. En esta era de comunicaciones inmediatas, ¡cuánta vergüenza nos ahorrarían tan solo 24 minutos de sabio domino propio! En su epístola, Santiago trata un tema universal de la historia humana al escribir sobre el daño que puede producir una lengua descontrolada: «ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal» (3:8). Cuando chismeamos o hablamos enojados, no estamos dentro de los parámetros que Dios desea. Nuestra lengua, nuestro bolígrafo e incluso nuestro teclado deberían permanecer con más frecuencia en silencio, y nuestro corazón seguir agradecido por el dominio propio que Dios provee. Muy a menudo, cuando hablamos, les recordamos a los demás cuán caídos estamos los seres humanos. Si queremos sorprender a los demás con la diferencia que hace Cristo, solo tenemos que controlar la lengua. Sin duda, los demás se darán cuenta cuando honremos a Dios con lo que decimos… o dejamos de decir. El que guarda su boca y su lengua su alma guarda de angustias. —Proverbios 21:23

lunes, 10 de marzo de 2014

APLICACIÓN PERSONAL

2 Crónicas 24:1-2, 15-22 Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. —Gálatas 5:16 Mientras era maestro y director técnico en una escuela secundaria cristiana, me encantaba interactuar con los jóvenes y tratar de guiarlos a vivir una vida con propósito y a la semejanza de Cristo, caracterizada por el amor a Dios y a los demás. Mi meta era prepararlos para que vivieran para Dios durante toda la vida. Eso solamente sucedería si transformaban su fe en una parte vital de su andar con la ayuda del Espíritu Santo. Los que no seguían a Cristo enfrentaron dificultades cuando ya no estaban bajo la influencia de sus maestros y padres cristianos. La historia del rey Joás de Judá y de su tío Joiada es una prueba de esta verdad. Joiada fue un consejero sabio que influyó sobre Joás para que viviera una vida que honraba a Dios (2 Crónicas 24:11, 14). El problema fue que Joás no adoptó personalmente una vida honorable. Cuando Joiada murió, el rey «[desamparó] la casa del Señor» (v. 18) y empezó a adorar como los paganos. Cambió por completo y se volvió tan malvado que hizo asesinar al propio hijo de Joiada (vv. 20-22). Tener a alguien que nos guíe a la fe y nos ayude a transformarnos a la semejanza de Cristo puede ser bueno y útil, pero es mejor madurar personalmente en el conocimiento del Señor y aprender a depender de la guía del Espíritu Santo (Gálatas 5:16). Esto significa aplicar la fe de manera personal. La fe de otros estimula; la propia transforma.

domingo, 9 de marzo de 2014

PODER TRANSFORMADOR

Deuteronomio 6:4-9 Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón. —Deuteronomio 6:6 A muchos les gusta participar en juegos que prueban cuánto saben. Hace poco, un colega y yo estábamos probando un juego sobre conocimiento bíblico en un lugar abierto de nuestra oficina, así que los que estaban cerca podían oír lo que hablábamos. Poco después, algunos de ellos empezaron a responder preguntas que iban desde el arca de Noé hasta la mujer junto al pozo. Nos encantó oír que varios miembros del personal respondían voluntariamente las preguntas sobre la Biblia. Es importante conocer la Biblia, pero Dios desea que nos saturemos de su Palabra y que la asimilemos para que nuestra relación con Él crezca. El Espíritu Santo la utiliza para hacernos más semejantes a Cristo (Efesios 4:20-24). Considera estos beneficios de aplicar las Escrituras: gozo y regocijo (Jeremías 15:16), éxito espiritual (Josué 1:8), herramienta para la batalla espiritual (Mateo 4:1-11), corrección (2 Timoteo 3:15-16), luz para nuestro camino (Salmo 119:105), sabiduría para solucionar problemas (Proverbios 1:1-2) y fe que estimula (Romanos 10:17). Aprender de la Biblia con el solo propósito de aumentar el conocimiento puede llevar a la soberbia espiritual (1 Corintios 8:1), pero permitir que el Espíritu Santo nos transforme al aplicarla nos ayuda a navegar a través de los vaivenes de la vida y actuar con amor hacia Dios y los demás. Muchos libros pueden informar, pero solo la Biblia puede transformar.

viernes, 7 de marzo de 2014

TRADUCCIÓN FIEL

Romanos 8:19-27 [El Espíritu Santo] conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos. —Romanos 8:27 A través de los años, he tenido oportunidad de enseñar de la Biblia a muchas personas en todo el mundo. Como solamente hablo inglés, suelo trabajar con intérpretes que pueden tomar las palabras de mi corazón y traducirlas al idioma de los oyentes. La comunicación eficaz depende totalmente de la habilidad de estos traductores. Ya sea que se trate de Inawaty en Indonesia, Annie en Malasia o Jean en Brasil, ellos se aseguran de que el significado de mis palabras se exprese claramente. Este trabajo de interpretación evoca una faceta de la obra del Espíritu Santo en la vida de los hijos de Dios. Cuando oramos, no siempre sabemos cómo hacerlo (Romanos 8:26), pero el versículo 27 nos anima: «Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos». Cuando acudimos a nuestro Padre celestial en oración, el Espíritu Santo nos ayuda traduciendo nuestras oraciones según los buenos propósitos de Dios para nuestra vida. ¡Qué provisión! El Señor no solo desea que le contemos lo que hay en nuestro corazón, sino que también nos proporciona el mejor intérprete para ayudarnos a orar. Podemos estar seguros de que nuestras oraciones nunca se traducirán de manera incorrecta. La participación del Espíritu conforma mis oraciones a los propósitos de Dios.

jueves, 6 de marzo de 2014

¡Acá está…!

Isaías 30:1-5, 18-19 … el [Señor] que tiene misericordia se apiadará de ti; al oír la voz de tu clamor te responderá. —Isaías 30:19 Uno de los primeros juegos entre padres e hijos es una especie de susto falso. El padre esconde la cara detrás de las manos y, de pronto, se descubre y dice: «¡Acá está…!». El niño se ríe ante la sonsera. La diversión de este juego se termina el día que el niño se asusta de verdad. Entonces, ya no es asunto de risa. El primer susto real suele estar relacionado con separarse de los padres. Inocentemente, el niño va de un lado a otro tras cosas que lo atraen, hasta que se aleja. Pero cuando se da cuenta de que está perdido, entra en pánico y grita pidiendo ayuda. De inmediato, los padres salen corriendo para que el niño sepa que no está solo. Cuando crecemos, nuestros sustos falsos se vuelven sofisticados: libros de terror, películas, juegos en parques de diversiones. Tener miedo es tan estimulante que quizá comenzamos a tomar mayores riesgos para que la emoción aumente. Sin embargo, cuando aparece algo realmente atemorizante, tal vez nos damos cuenta de que, como los israelitas (Isaías 30), nos hemos alejado de Aquel que nos ama y se preocupa por nosotros. Ante el peligro, entramos en pánico. Nuestro pedido de ayuda no requiere palabras sofisticadas ni una defensa justificada, sino un clamor de desesperación. Como un padre amoroso, Dios responde rápidamente porque anhela que vivamos bajo la protección de su amor, donde nunca hay motivo para tener miedo. Confiar en la fidelidad de Dios ayuda a disipar nuestros temores.

miércoles, 5 de marzo de 2014

MI PAPA Y YO

Mateo 9:35–10:1 Tomó, pues, el Señor Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase. —Génesis 2:15 Una vez, un amigo mío pasó un día instalando grandes losas de piedra en su jardín. Cuando su hija de cinco años rogó que la dejara ayudar, él le sugirió que cantara para alentarlo. Ella se negó, ya que quería ayudar. Con mucho cuidado, el padre la dejó poner sus manos sobre las piedras mientras las movía. Sin ella, podría haber colocado las losas en menos tiempo; sin embargo, al final del día, no solo tenía losas nuevas, sino una hija que rebosaba de orgullo. Esa noche, ella anunció: «Papá y yo colocamos las losas». Desde el principio, Dios ha dependido de personas para que su obra avance. Después de equipar a Adán para que cultivara la tierra y supervisara los animales, dejó el trabajo del huerto en sus manos (Génesis 2:15-20). El patrón ha continuado. Cuando Dios quiso una morada en la Tierra, no descendieron del cielo un tabernáculo y un templo, sino que miles de artistas y artesanos trabajaron para diseñarlo (Éxodo 35–38; 1 Reyes 6). Cuando Jesús proclamó la llegada del reino de Dios a este mundo, invitó a seres humanos para que ayudaran. Dijo a sus discípulos: «Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies» (Mateo 9:38). De la misma manera que un padre obra con sus hijos, así también Dios nos da la bienvenida a todos como colaboradores en su reino. —Padre, gracias por invitarnos a hacer tus obras de amor, servicio y bondad aquí en la Tierra; por el privilegio de «ayudarte». Dios utiliza siervos humildes para llevar a cabo grandes obras.

martes, 4 de marzo de 2014

BASTA DE PREJUICIOS

Santiago 2:1-10 Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin acepción de personas. —Santiago 2:1 Una encuesta hecha por una revista en 2010 contenía algunas estadísticas sorprendentes: el 57% de los gerentes de contrataciones cree que a un candidato sin atractivo (aunque calificado) le cuesta más conseguir un trabajo; el 84% señaló que sus jefes dudarían en contratar a alguien calificado, pero de edad avanzada; y el 64% afirmó que debería permitírseles a las empresas contratar gente según su apariencia. Todos estos son ejemplos claros de un prejuicio inaceptable. Prejuzgar no es nada nuevo. Ya se había infiltrado en la iglesia primitiva, y Santiago trató el tema en forma directa. Con valor profético y corazón de pastor, escribió: «Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin acepción de personas» (Santiago 2:1). Además, dio un ejemplo de este tipo de prejuicio: favorecer a los ricos e ignorar a los pobres (vv. 2-4). Esto no era coherente con la fe en Jesús sin parcialidad (v. 1), traicionaba la gracia de Dios (vv. 5-7), violaba la ley del amor (v. 8) y era pecado (v. 9). La respuesta ante la acepción de personas es seguir el ejemplo de Jesús: amar al prójimo como nos amamos a nosotros mismos. Triunfamos sobre el pecado de prejuzgar cuando permitimos que el amor de Dios se exprese plenamente en nuestra manera de amarnos y tratarnos unos a otros. —Para reflexionar ¿Tu trato hacia los demás se basa en factores externos? Levantar la mirada hacia Cristo evita que rebajemos a los demás.

lunes, 3 de marzo de 2014

GRATIFICACIÓN INSTANTÁNEA

Salmo 27:4-14 Aguarda al Señor; esfuérzate, y aliéntese tu corazón; sí, espera al Señor. —Salmo 27:14 En 1972, la cámara Polaroid SX-70 revolucionó el mundo de la fotografía. Un artículo de una revista la describía como «un milagro de la física, la óptica y la electrónica». Cuando se tomaba la foto, «un cuadrado negro salía del frontal de la cámara y se revelaba delante de nuestros ojos». La gente quedó atrapada con la rapidez y lo inmediato de los resultados. Oswald Chambers percibió una estrecha relación entre nuestro deseo de lo inmediato y las pasiones descontroladas, a las que definió como «simplemente querer tener algo al instante: un deseo corporal o un bien espiritual […]. No puedo esperar el tiempo de Dios, Él es demasiado indiferente; así obran las pasiones». En el Salmo 27, David escribió sobre esperar en Dios durante una gran dificultad, cuando no hay soluciones a la vista. En vez de desesperarse, siguió confiando en que vería «la bondad del Señor en la tierra de los vivientes» (v. 13). Vivimos en un mundo que adora lo inmediato. Cuando parece que no hay señales de que se cumplirán nuestros anhelos más profundos, el salmista nos insta a aferrarnos al Dios eterno. «Aguarda al Señor; esfuérzate, y aliéntese tu corazón; sí, espera al Señor» (v. 14). Para aplacar nuestras ansias de lo inmediato debemos enfocarnos en lo eterno.

domingo, 2 de marzo de 2014

JESÚS AMA A TODOS

Juan 19:17-24 Y él, cargando su cruz, salió al lugar llamado de la Calavera […]; y allí le crucificaron. —Juan 19:17-18 Fue un poco inusual, pero escuché la misma canción tres veces en el mismo día. Temprano por la tarde, estuve en un hogar de ancianos donde cantó un coro. Al terminar nuestro tiempo juntos, una de las residentes dijo al final de su oración: «Canten conmigo Cristo me ama». Al final de la tarde, asistí a una reunión de jóvenes, quienes la cantaron mientras seguían el ritmo con las manos y los pies. Por la noche, recibí un mensaje de texto en mi teléfono, con una grabación de mi sobrina nieta de dos años y medio que cantaba la misma canción con su dulce vocecita. Ese día, personas de más de 90 años, algunos jóvenes y una niñita entonaron la misma melodía. Después de escucharla tres veces, empecé a pensar que el Señor tal vez quería decirme algo. En realidad, nos dio este mensaje hace mucho a todos los seres humanos: «Te amo». En Juan 19, leemos que permitió que algunos le pusieran una corona de espinas en la cabeza, se burlaran de Él, lo golpearan, lo desnudaran y lo crucificaran (vv. 1-6). Jesús tenía poder para detenerlos, pero habló muy poco (v. 11). Todo lo hizo por amor, para pagar el precio de nuestros pecados y rescatarnos del castigo que merecíamos. ¿Cuánto te ama Dios? Jesús extendió sus brazos y fue clavado en la cruz. Murió por nosotros… y después resucitó. Esta es una verdad preciosa tanto para los jóvenes como para los ancianos. «¡La verdadera medida del amor de Dios es que Él ama sin medida!» —Bernard de Clairvaux

sábado, 1 de marzo de 2014

AMANECER

Éxodo 3:1-12 Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión… —Éxodo 3:3 Esta mañana hubo un amanecer espectacular, pero yo estaba demasiado ocupado para disfrutarlo y seguí con mis actividades. Hace unos instantes, pensé en ese amanecer y me di cuenta de que había perdido una oportunidad de adorar. En medio de las ocupaciones y tensiones que inundan nuestras jornadas, hay muestras de belleza por todas partes, atisbos de la bondad de Dios que encontramos aquí y allá a lo largo del camino. Son lugares en los muros del universo, a través de los cuales se refleja el cielo… si tan solo tomáramos un tiempo para detenernos y reflexionar en el amor de Dios hacia nosotros. ¿Qué habría pasado si Moisés solamente hubiese echado un vistazo rápido a la zarza que ardía, pero que «no se consumía» (Éxodo 3:2)? ¿Y si la ignoraba y seguía apurado haciendo otras cosas? (Imagínate… tenía que cuidar ovejas y cumplir con otros trabajos importantes). Si no se hubiera detenido, habría perdido la oportunidad de tener un encuentro grandioso y transformador con el Dios viviente (vv. 4-12). A veces, tenemos que apurarnos, pero, en general, la vida debería ser menos acelerada y más contemplativa. La vida es el hoy; es ser consciente de la realidad. Es ver el amor de Dios allí donde se refleja; volver nuestra mirada hacia lo milagroso de espectáculos como un amanecer. Algo transitorio, pero al mismo tiempo simbólico de la eternidad que nos aguarda. Señor, abre nuestros ojos para que podamos ver.