martes, 25 de abril de 2017

LA SOLEDAD Y DESAMPARO QUE SUFRIÓ JESÚS FUE EL QUE NOSOTROS MERECÍAMOS

… porque [Dios] dijo: No te desampararé, ni te dejaré (Hebreos 13:5). Mateo 26:36-46 ¿Te resulta más fácil tolerar el dolor teniendo un amigo cerca? Se hizo un estudio fascinante para responder esta pregunta, y ver cómo reaccionaba el cerebro frente a la posibilidad del dolor. Los resultados fueron consistentes. Cuando una persona estaba sola o tomada de la mano de un extraño frente a una posible turbación, las regiones del cerebro que procesan el peligro se encendían. Pero, si estaba tomada de la mano de alguien de confianza, el cerebro se relajaba. La presencia de un amigo era tan reconfortante que el dolor parecía más tolerable. Jesús necesitó el apoyo de sus amigos en Getsemaní. Sabía lo que estaba a punto de enfrentar: la traición, el arresto y la muerte. Les pidió a sus mejores amigos que se quedaran con Él, porque su alma estaba «muy triste, hasta la muerte» (Mateo 26:38). Pero Pedro, Jacobo y Juan se quedaron dormidos. Jesús enfrentó la agonía del huerto sin el consuelo de una mano de donde tomarse. Pero, gracias a que soportó ese dolor, sabemos que Dios nunca nos desamparará ni nos dejará (Hebreos 13:5). Jesús sufrió para que nosotros nunca tuviéramos que estar separados del amor de Dios (Romanos 8:39). Su compañía hace que cualquier cosa que tengamos que sufrir sea más tolerable. Jesús, gracias por soportar la cruz por nosotros y permitirnos vivir en comunión con el Padre. Gracias al amor de Dios, nunca estamos solos.

domingo, 23 de abril de 2017

JESUCRISTO PASTOR ETERNO

… Dios […] ha sido mi pastor toda mi vida hasta este día (v. 15). Génesis 48:8-16 Cuando mi hijo pasó de grado en la escuela, lloró, diciendo: « ¡Quiero a mi maestra para siempre!». Tuvimos que ayudarle a darse cuenta de que cambiar de maestra es parte de la vida. Tal vez nos preguntemos: ¿Habrá alguna relación que dure para siempre? Jacob, el patriarca, descubrió una. Después de vivir muchos cambios drásticos y de perder seres queridos en el camino, se dio cuenta de que había una presencia constante en su vida. Oró: «El Dios […] que ha sido mi pastor toda mi vida […] bendiga a estos muchachos» (Génesis 48:5-16 LBLA). Jacob había sido pastor, así que comparaba su relación con Dios con la del pastor y sus ovejas. Desde que la oveja nace hasta que es vieja, el pastor la cuida día y noche. La guía durante el día y la protege mientras duerme. David, también un pastor, tenía la misma convicción, pero hizo énfasis en la dimensión eterna al declarar: «en la casa del Señor moraré por largos días» (Salmo 23:6). Cambiar de maestro es parte de la vida. Pero qué bueno es saber que podemos tener una relación eterna. El Pastor nos ha prometido estar con nosotros todos los días de nuestra existencia terrenal (Mateo 28:20). Y, cuando nuestra vida aquí termine, estaremos más cerca de Él que nunca. Padre, gracias por ser el Pastor de mi vida. Te alabo por tu fidelidad. Dios nunca nos abandona.

martes, 18 de abril de 2017

VOY A PREPARARLES LUGAR…

… me voy y preparo un lugar para vosotros… (v. 3). Juan 14:1-4 «No hay lugar como el hogar». Esta frase refleja un anhelo profundo de tener un lugar para descansar, para estar y al cual pertenecer. Jesús habló de este deseo de echar raíces cuando, después de haber cenado por última vez con sus amigos, mencionó su inminente muerte y resurrección. Prometió que, aunque se iría, volvería a buscarlos. Además, les prepararía un lugar… un lugar donde vivir. Un hogar. Pudo hacer este lugar para ellos (y para nosotros) al cumplir con los requisitos de la ley de Dios, cuando murió en la cruz como el hombre sin pecado. Les aseguró a sus discípulos que, si se tomaba el trabajo de crear este hogar, por supuesto que volvería a buscarlos y no los dejaría solos. No tenían por qué temer ni preocuparse por sus vidas, ya fuera en la Tierra o en el cielo. Podemos encontrar consuelo y seguridad en las palabras de Jesús porque creemos y confiamos en que Él se nos adelantó para prepararnos un hogar celestial y que vivirá con nosotros (ver Juan 14:23). No importa en qué clase de lugar físico vivamos, nuestro hogar está con Jesús, su amor nos sostiene y su paz nos rodea. Con Él, no hay lugar como el hogar. Es para pensar profundamente en éstas palabras de Jesús…, él dijo: “Mi Padre tiene muchas viviendas para ustedes” pero yo voy a preparar lugar para vosotros… ¿en que consistirá esa “preparación”? ¿En base a que? ¿Tendrá que ver nuestra actitud acá en la tierra? ¿A todos se nos dará la misma habitación-al que se preocupó más por la obra que al que se preocupó poco? ¿Quién va a estar a la derecha y a la izquierda del Señor? Acá se habla de hacer tesoros en el cielo… ¿será para disfrutarlos cuando vayamos? ¿y qué de Lázaro “el mendigo”?: 19 Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez. 20 Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquél, lleno de llagas, 21 y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas. 22 Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado. 23 Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. 24 Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama. 25 Pero Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado. (Lucas 16:19-31) Se hará justicia en el cielo. Señor, si alguna vez nos sentimos desamparados, recuérdanos que tú eres nuestro hogar. Que podamos compartir este sentido de pertenencia con los demás. Jesús nos prepara un lugar para vivir eternamente.

jueves, 13 de abril de 2017

NO TE HARÁS IMAGEN, NI NINGUNA SEMEJANZA DE LO QUE ESTÉ ARRIBA EN EL CIELO, NI ABAJO EN LA TIERRA, NI EN LAS AGUAS DEBAJO DE LA TIERRA

… No te harás imagen […]. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás… (Éxodo 20:3, 5). 2 Rey. 3:12-14, 21-25 Mientras esperaba bautizarse en Togo, Kossi se inclinó a levantar una figura de madera. Su familia había adorado el objeto por generaciones. Ahora, observaron cómo él lo arrojaba a una pira preparada para la ocasión. Ya no sacrificarían sus mejores pollos a ese dios. Para la mayoría de los cristianos occidentales, los ídolos son metáforas de lo que colocan en lugar de Dios. En Togo, África, los ídolos representan dioses literales a los que hay que apaciguar con un sacrificio. La quema de ídolos y el bautismo son una declaración valiente de lealtad al único Dios verdadero. Con solo ocho años de edad, Josías subió al trono en una cultura idólatra e inmoral. Su padre y su abuelo habían sido dos de los peores reyes de Judá. Entonces, el sumo sacerdote descubrió el libro de la ley. Cuando el rey escuchó sus palabras, las tomó muy en serio (2 Reyes 22:8-13). Destruyó los altares paganos, quemó los utensilios dedicados a la diosa Asera y puso fin a la prostitución ritual (cap. 23). En lugar de estas prácticas, celebró la Pascua (23:21-23). Cuando buscamos respuestas fuera de Dios, vamos en pos de un dios falso. Sería sabio preguntarnos: ¿Qué ídolos, literales o figurados, necesitamos arrojar al fuego? Señor, revélanos qué tenemos que dejar de lado, y reemplázalo con la presencia de tu Espíritu. Hijitos, guardaos de los ídolos. 1 Juan 5:21

martes, 4 de abril de 2017

SEÑOR TU SIEMPRE TIENES LA ÚLTIMA PALABRA…

… cuando medite en ti en las vigilias de la noche. Porque has sido mi socorro… (vv. 6-7). Salmo 63:1-11 Dawson Trotman, un líder cristiano de mediados del siglo xx y fundador de Los Navegantes, enfatizaba la importancia de la Biblia en la vida de los cristianos. Trotman terminaba cada día practicando lo que llamaba «su Palabra es la última palabra». Antes de irse a dormir, meditaba en un pasaje bíblico memorizado, y oraba por el lugar y la influencia que este tenía en su vida. Quería que las últimas palabras que pensara cada día fueran las de Dios. El salmista David escribió: «Cuando en mi lecho me acuerdo de ti, en ti medito durante las vigilias de la noche. Porque tú has sido mi socorro, y a la sombra de tus alas canto gozoso» (Salmo 63:6-7 LBLA). Ya sea que estemos pasando grandes dificultades o disfrutando de un tiempo de paz, que nuestro último pensamiento de la noche aquiete nuestra mente con el descanso que el Señor da. Además, puede marcar la pauta para el día siguiente. Un amigo mío y su esposa terminan el día leyendo en voz alta un pasaje bíblico y un devocional con sus hijos. Reciben gustosos preguntas y comentarios de cada niño y hablan de lo que significa seguir a Jesús en casa y en la escuela. Es su versión de «su Palabra es la última palabra». ¡Qué mejor manera de terminar nuestro día! Padre, que tu Palabra sea nuestro último pensamiento antes de descansar seguros en ti. El Espíritu Santo renueva nuestra mente al meditar en la Palabra de Dios.