lunes, 30 de septiembre de 2013

FUEGO Y LLUVIA

Isaías 16:1-5 Y se dispondrá el trono en misericordia; y sobre él se sentará firmemente […] quien juzgue y busque el juicio, y apresure la justicia. —Isaías 16:5 Un incendio voraz se desató en los hermosos cañones cerca de Colorado Springs, en Estados Unidos, y destruyó el hábitat de varias especies de la flora y fauna silvestres, y cientos de casas. Toda la nación clamó a Dios pidiéndole que enviara lluvia para apagar las llamas, terminar con la destrucción y dar un respiro a los bomberos. Las oraciones de algunas personas incluían algunas condiciones interesantes: que Dios fuera misericordioso y mandara lluvia, pero sin relámpagos, porque temían que estos desencadenaran más incendios. Esto me recuerda cómo vivimos tensionados entre cosas que nos salvan y otras que nos matan. El fuego cocina nuestros alimentos y nos mantiene abrigados, pero también puede consumirnos. El agua nos hidrata el cuerpo y enfría nuestro planeta, pero asimismo puede ahogarnos. Ambos extremos referentes a estos elementos amenazan nuestra vida. Este mismo principio obra en la esfera espiritual. Para desarrollarse, las civilizaciones necesitan las cualidades aparentemente opuestas de la misericordia y la justicia (Zacarías 7:9). Jesús reprendió a los fariseos por ser legalistas, pero también por descuidar «los preceptos de más peso de la ley» (Mateo 23:23 lbla). Podemos inclinarnos hacia la justicia o hacia la misericordia, pero Jesús las mantiene en un equilibro perfecto (Isaías 16:5; 42:1-4). Su muerte satisface la necesidad de Dios de justicia y nuestra necesidad de misericordia. La justicia y la misericordia de Dios confluyeron en la cruz.

sábado, 28 de septiembre de 2013

12 REGLAS PARA TENER UNA MEJOR IMAGEN DE TI MISMO

“…CREADOS… PARA BUENAS OBRAS, LAS CUALES DIOS PREPARÓ DE ANTEMANO PARA QUE ANDUVIÉRAMOS EN ELLAS” (Efesios 2:10) ¿Quieres desarrollar una mejor imagen de ti mismo? Si es así, aquí tienes doce reglas que debes seguir: (1) Rechaza tu pecado, pero nunca a ti mismo (2) Date prisa en arrepentirte. Los pecados no confesados son como un lastre que no te deja salir a la superficie (3) Sé honesto con Dios y contigo mismo acerca de ti mismo (4) Cuando Dios habla a tu corazón, escúchale. Él nunca te mandará hacer algo para lo cual no te haya preparado (5) Deja de menospreciarte… estás contradiciendo a Dios (6) Nunca tengas una opinión exagerada de tu propia importancia (7) Cuando las cosas salen mal, no te culpes siempre por ello. Admite tus errores, aprende de ellos, y sigue adquiriendo fortaleza y sabiduría (8) Cuídate de no pensar demasiado tiempo en ti mismo. No te obsesiones por lo que has hecho, bien o mal; ambas actividades mantienen tu mente ocupada en ti. Escucha: “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera, porque en ti ha confiado” (Isaías 26:3); (9) Cuida tu cuerpo. Haz lo mejor que puedas con lo que Dios te ha dado, pero sin excederte ni caer en la vanidad por tu apariencia… recuerda que por muy buena que sea, es temporal (10) No permitas que tu educación se convierta en un motivo de orgullo, o la falta de ella en una causa de inferioridad. Dios no te usa según el grado de tu coeficiente intelectual, te usa por tu obediencia (11) Tus talentos son un regalo de Dios, no algo que hayas producido tú mismo, así que no mires con desprecio a la gente que no puede hacer lo que tú haces (12) No menosprecies tus debilidades, porque ellas te mantienen dependiente de Dios.

viernes, 27 de septiembre de 2013

MI AMIGO ME NECESITA

Lectura: 1 Juan 3:11-18 Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad. —1 Juan 3:18 Hace poco, mi esposa Janet y yo le compramos una buena cantidad de carne a un amigo que criaba ganado en una pequeña granja. Era más barata que en la tienda de comestibles, y la pusimos en el congelador para usarla durante los meses siguientes. Tiempo después, una terrible tormenta con rayos dejó la zona sin electricidad. Durante las primeras 24 horas, confiábamos en que la carne se mantendría congelada, pero cuando llegó el segundo día y aún no había novedades de que volviera la electricidad, empezamos a preocuparnos. Contactamos a Ted, un miembro de nuestro grupo de estudio bíblico, para que nos aconsejara qué hacer. Él canceló una cita y apareció en nuestra casa con un generador para suministrar electricidad al congelador. Estábamos agradecidos por su ayuda, y sabíamos que nacía de su amor a Cristo. El antiguo dicho «en la necesidad se conocen los verdaderos amigos» cobró un nuevo significado para nosotros. En 1 Juan 3:18, el apóstol nos recuerda: «Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad». A veces, esto implica perder nuestra comodidad para ocuparnos de las necesidades de otros o recibir esa ayuda cuando la precisamos. Después de todo lo que Cristo hizo por nosotros, es una bendición ser sus manos y sus pies al amarnos unos a otros. Cuando amamos a Cristo, amamos a los demás.

sábado, 21 de septiembre de 2013

¿CRISTIANO, QUE ES LO QUE TE MOTIVA?

“TÚ GUARDARÁS EN COMPLETA PAZ A AQUEL CUYO PENSAMIENTO EN TI PERSEVERA…” (Isaías 26:3 A todo el mundo le motiva algo. ¿Y a ti? (1) ¿Culpabilidad? Las personas que se dejan guiar por la culpabilidad son manipuladas por sus recuerdos. Dejan que su pasado controle su futuro. Inconscientemente hacen un sabotaje a su propio éxito, pensando que no merecen esta o aquella bendición. Somos el resultado de nuestro pasado, pero no tenemos que ser sus prisioneros. Dios nos dice: “No os acordéis de las cosas pasadas…” (Isaías 43:18). ¡Haz caso de lo que Él dice! (2) ¿Enfado y rencor? En vez de soltar el dolor por medio del perdón, ¿lo escenificas constantemente en tu mente? Quienes te han dañado sólo pueden seguir dañándote si guardas el dolor por medio del rencor. Por tu propio bien, perdona, aprende de ello y sigue adelante. (3) ¿Miedo? Muchos de nuestros miedos son el resultado de una experiencia traumática, de expectativas irreales, de crecer en un hogar de mucho control, o de predisposición genética. Sea la causa que sea, el miedo es una prisión que nos imponemos a nosotros mismos, la cual nos impide llegar a ser lo que Dios quiere que seamos. Levántate. Actúa contra él con las armas de la fe y del amor, pues “En el amor no hay temor…” (1 Juan 4:18). (4) ¿Materialismo? ¿Piensas que si tuvieras más, serías más importante? ¡Falso! ¡Tener no es valer! ¡Tu valor no depende de tu cartera de valores! La mentira más común acerca del dinero es que teniendo más, estarás más seguro. Pues no, la seguridad verdadera se encuentra sólo en lo que nunca te puedan quitar: tu relación con Dios. Así que, ¿cuál es la solución? Una vida controlada y dirigida por Dios para así poder cumplir sus propósitos.

DIOS TENIA OTROS PLANES

1 Pedro 1:1-9 El corazón del hombre piensa su camino; mas el Señor endereza sus pasos. —Proverbios 16:9 Mi amiga Linda creció planeando servir en la obra misionera como médica. Ama al Señor y quería servirlo llevando el evangelio a enfermos en lugares del mundo donde la asistencia médica es escasa. Pero Dios tenía otros planes. Ella logró su objetivo, pero no como esperaba. A los catorce años, Linda contrajo una enfermedad crónica que la obligaba a internarse varias veces al año para ser sometida a intervenciones quirúrgicas delicadas. Sobrevivió a una meningitis bacteriana que la dejó en coma durante dos semanas y ciega por seis meses. Dos años seguidos, celebró su cumpleaños permaneciendo internada en el hospital. En varias ocasiones, pensaron que moriría. No obstante, es la persona más entusiasta, agradecida y alegre que puedas conocer. Una vez, me dijo que su campo misionero, como había planeado y anhelado, es el hospital. Pero en vez de servir a Dios como médica, lo hace como paciente. Al margen de cuán enferma esté, la luz del Señor irradia a través de ella. Linda ejemplifica la enseñanza del apóstol Pedro, ya que, a pesar de sus pruebas, se regocija, y la autenticidad de su fe da «alabanza, gloria y honra» a Jesucristo (1 Pedro 1:6-7). Escribe tus planes con lápiz y recuerda que Dios tiene la goma de borrar.