domingo, 28 de agosto de 2016

¡GEDEÓN, VARON ESFORZADO Y VALIENTE!

Jueces 6:11-16 11 Y vino el ángel de Jehová, y se sentó debajo de la encina que está en Ofra, la cual era de Joás abiezerita; y su hijo Gedeón estaba sacudiendo el trigo en el lagar, para esconderlo de los madianitas. 12 Y el ángel de Jehová se le apareció, y le dijo: Jehová está contigo, varón esforzado y valiente. 13 Y Gedeón le respondió: Ah, señor mío, si Jehová está con nosotros, ¿por qué nos ha sobrevenido todo esto? ¿Y dónde están todas sus maravillas, que nuestros padres nos han contado, diciendo: ¿No nos sacó Jehová de Egipto? Y ahora Jehová nos ha desamparado, y nos ha entregado en mano de los madianitas. 14 Y mirándole Jehová, le dijo: Ve con esta tu fuerza, y salvarás a Israel de la mano de los madianitas. ¿No te envío yo? 15 Entonces le respondió: Ah, señor mío, ¿con qué salvaré yo a Israel? He aquí que mi familia es pobre en Manasés, y yo el menor en la casa de mi padre. 16 Jehová le dijo: Ciertamente yo estaré contigo, y derrotarás a los madianitas como a un solo hombre. 17 Y él respondió: Yo te ruego que si he hallado gracia delante de ti, me des señal de que tú has hablado conmigo. 18 Te ruego que no te vayas de aquí hasta que vuelva a ti, y saque mi ofrenda y la ponga delante de ti. Y él respondió: Yo esperaré hasta que vuelvas. 19 Y entrando Gedeón, preparó un cabrito, y panes sin levadura de un efa de harina; y puso la carne en un canastillo, y el caldo en una olla, y sacándolo se lo presentó debajo de aquella encina. 20 Entonces el ángel de Dios le dijo: Toma la carne y los panes sin levadura, y ponlos sobre esta peña, y vierte el caldo. Y él lo hizo así. 21 Y extendiendo el ángel de Jehová el báculo que tenía en su mano, tocó con la punta la carne y los panes sin levadura; y subió fuego de la peña, el cual consumió la carne y los panes sin levadura. Y el ángel de Jehová desapareció de su vista. 22 Viendo entonces Gedeón que era el ángel de Jehová, dijo: Ah, Señor Jehová, que he visto al ángel de Jehová cara a cara. 23 Pero Jehová le dijo: Paz a ti; no tengas temor, no morirás. 24 Y edificó allí Gedeón altar a Jehová, y lo llamó Jehová-salom;[a] el cual permanece hasta hoy en Ofra de los abiezeritas. 25 Aconteció que la misma noche le dijo Jehová: Toma un toro del hato de tu padre, el segundo toro de siete años, y derriba el altar de Baal que tu padre tiene, y corta también la imagen de Asera que está junto a él; 26 y edifica altar a Jehová tu Dios en la cumbre de este peñasco en lugar conveniente; y tomando el segundo toro, sacrifícalo en holocausto con la madera de la imagen de Asera que habrás cortado. 27 Entonces Gedeón tomó diez hombres de sus siervos, e hizo como Jehová le dijo. Mas temiendo hacerlo de día, por la familia de su padre y por los hombres de la ciudad, lo hizo de noche. 28 Por la mañana, cuando los de la ciudad se levantaron, he aquí que el altar de Baal estaba derribado, y cortada la imagen de Asera que estaba junto a él, y el segundo toro había sido ofrecido en holocausto sobre el altar edificado. 29 Y se dijeron unos a otros: ¿Quién ha hecho esto? Y buscando e inquiriendo, les dijeron: Gedeón hijo de Joás lo ha hecho. Entonces los hombres de la ciudad dijeron a Joás: 30 Saca a tu hijo para que muera, porque ha derribado el altar de Baal y ha cortado la imagen de Asera que estaba junto a él. 31 Y Joás respondió a todos los que estaban junto a él: ¿Contenderéis vosotros por Baal? ¿Defenderéis su causa? Cualquiera que contienda por él, que muera esta mañana. Si es un dios, contienda por sí mismo con el que derribó su altar. 32 Aquel día Gedeón fue llamado Jerobaal, esto es: Contienda Baal contra él, por cuanto derribó su altar. 33 Pero todos los madianitas y amalecitas y los del oriente se juntaron a una, y pasando acamparon en el valle de Jezreel. 34 Entonces el Espíritu de Jehová vino sobre Gedeón, y cuando éste tocó el cuerno, los abiezeritas se reunieron con él. 35 Y envió mensajeros por todo Manasés, y ellos también se juntaron con él; asimismo envió mensajeros a Aser, a Zabulón y a Neftalí, los cuales salieron a encontrarles. 36 Y Gedeón dijo a Dios: Si has de salvar a Israel por mi mano, como has dicho, 37 he aquí que yo pondré un vellón de lana en la era; y si el rocío estuviere en el vellón solamente, quedando seca toda la otra tierra, entonces entenderé que salvarás a Israel por mi mano, como lo has dicho. 38 Y aconteció así, pues cuando se levantó de mañana, exprimió el vellón y sacó de él el rocío, un tazón lleno de agua. 39 Mas Gedeón dijo a Dios: No se encienda tu ira contra mí, si aún hablare esta vez; solamente probaré ahora otra vez con el vellón. Te ruego que solamente el vellón quede seco, y el rocío sobre la tierra. 40 Y aquella noche lo hizo Dios así; sólo el vellón quedó seco, y en toda la tierra hubo rocío. Gedeón derrota a los madianitas 7 Levantándose, pues, de mañana Jerobaal, el cual es Gedeón, y todo el pueblo que estaba con él, acamparon junto a la fuente de Harod; y tenía el campamento de los madianitas al norte, más allá del collado de More, en el valle. 2 Y Jehová dijo a Gedeón: El pueblo que está contigo es mucho para que yo entregue a los madianitas en su mano, no sea que se alabe Israel contra mí, diciendo: Mi mano me ha salvado. 3 Ahora, pues, haz pregonar en oídos del pueblo, diciendo: Quien tema y se estremezca, madrugue y devuélvase desde el monte de Galaad. Y se devolvieron de los del pueblo veintidós mil, y quedaron diez mil. 4 Y Jehová dijo a Gedeón: Aún es mucho el pueblo; llévalos a las aguas, y allí te los probaré; y del que yo te diga: Vaya éste contigo, irá contigo; mas de cualquiera que yo te diga: Este no vaya contigo, el tal no irá. 5 Entonces llevó el pueblo a las aguas; y Jehová dijo a Gedeón: Cualquiera que lamiere las aguas con su lengua como lame el perro, a aquél pondrás aparte; asimismo a cualquiera que se doblare sobre sus rodillas para beber. 6 Y fue el número de los que lamieron llevando el agua con la mano a su boca, trescientos hombres; y todo el resto del pueblo se dobló sobre sus rodillas para beber las aguas. 7 Entonces Jehová dijo a Gedeón: Con estos trescientos hombres que lamieron el agua os salvaré, y entregaré a los madianitas en tus manos; y váyase toda la demás gente cada uno a su lugar. 8 Y habiendo tomado provisiones para el pueblo, y sus trompetas, envió a todos los israelitas cada uno a su tienda, y retuvo a aquellos trescientos hombres; y tenía el campamento de Madián abajo en el valle. 9 Aconteció que aquella noche Jehová le dijo: Levántate, y desciende al campamento; porque yo lo he entregado en tus manos. 10 Y si tienes temor de descender, baja tú con Fura tu criado al campamento, 11 y oirás lo que hablan; y entonces tus manos se esforzarán, y descenderás al campamento. Y él descendió con Fura su criado hasta los puestos avanzados de la gente armada que estaba en el campamento. 12 Y los madianitas, los amalecitas y los hijos del oriente estaban tendidos en el valle como langostas en multitud, y sus camellos eran innumerables como la arena que está a la ribera del mar en multitud. 13 Cuando llegó Gedeón, he aquí que un hombre estaba contando a su compañero un sueño, diciendo: He aquí yo soñé un sueño: Veía un pan de cebada que rodaba hasta el campamento de Madián, y llegó a la tienda, y la golpeó de tal manera que cayó, y la trastornó de arriba abajo, y la tienda cayó. 14 Y su compañero respondió y dijo: Esto no es otra cosa sino la espada de Gedeón hijo de Joás, varón de Israel. Dios ha entregado en sus manos a los madianitas con todo el campamento. 15 Cuando Gedeón oyó el relato del sueño y su interpretación, adoró; y vuelto al campamento de Israel, dijo: Levantaos, porque Jehová ha entregado el campamento de Madián en vuestras manos. 16 Y repartiendo los trescientos hombres en tres escuadrones, dio a todos ellos trompetas en sus manos, y cántaros vacíos con teas ardiendo dentro de los cántaros. 17 Y les dijo: Miradme a mí, y haced como hago yo; he aquí que cuando yo llegue al extremo del campamento, haréis vosotros como hago yo. 18 Yo tocaré la trompeta, y todos los que estarán conmigo; y vosotros tocaréis entonces las trompetas alrededor de todo el campamento, y diréis: !!Por Jehová y por Gedeón! 19 Llegaron, pues, Gedeón y los cien hombres que llevaba consigo, al extremo del campamento, al principio de la guardia de la medianoche, cuando acababan de renovar los centinelas; y tocaron las trompetas, y quebraron los cántaros que llevaban en sus manos. 20 Y los tres escuadrones tocaron las trompetas, y quebrando los cántaros tomaron en la mano izquierda las teas, y en la derecha las trompetas con que tocaban, y gritaron: !!Por la espada de Jehová y de Gedeón! 21 Y se estuvieron firmes cada uno en su puesto en derredor del campamento; entonces todo el ejército echó a correr dando gritos y huyendo. 22 Y los trescientos tocaban las trompetas; y Jehová puso la espada de cada uno contra su compañero en todo el campamento. Y el ejército huyó hasta Bet-sita, en dirección de Zerera, y hasta la frontera de Abel-mehola en Tabat. 23 Y juntándose los de Israel, de Neftalí, de Aser y de todo Manasés, siguieron a los madianitas. 24 Gedeón también envió mensajeros por todo el monte de Efraín, diciendo: Descended al encuentro de los madianitas, y tomad los vados de Bet-bara y del Jordán antes que ellos lleguen. Y juntos todos los hombres de Efraín, tomaron los vados de Bet-bara y del Jordán. 25 Y tomaron a dos príncipes de los madianitas, Oreb y Zeeb; y mataron a Oreb en la peña de Oreb, y a Zeeb lo mataron en el lagar de Zeeb; y después que siguieron a los madianitas, trajeron las cabezas de Oreb y de Zeeb a Gedeón al otro lado del Jordán. "Y Jehová dijo a Gedeón: El pueblo que está contigo es mucho... no sea que se alabe Israel... diciendo: Mi mano me ha salvado." (v. 2) Dios sigue estando interesado en intervenir en la realidad. Y sigue insistiendo en dar las directivas pertinentes y las estrategias. No es por fuerza o inteligencia humana que la obra será hecha, sino porque es Él quien la ejecuta a través de sus escogidos. El resultado final debe glorificar a Dios, no al hombre. "... Haz pregonar en oídos del pueblo diciendo: Quien tema... vuélvase..." (v.3) La tarea a encarar puede parecer demasiado dura... Pero, el temor sólo indica falta de fe en el Señor. ¿Cómo me siento ante la situación actual? "... Y Jehová dijo a Gedeón: Aún es mucho el pueblo; llévalos a las aguas... allí te los probaré... Cualquiera que lamiere las aguas con su lengua, como lame el perro, a aquel pondrás aparte; asimismo, a cualquiera que se doblare sobre sus rodillas para beber." (v. 4-5) Dios mira las ACTITUDES. Él busca una actitud alerta ante la realidad. Alerta ante el enemigo. Alerta ante las oportunidades. "Y fue el número de los que lamieron llevando el agua con la mano a su boca, trescientos hombres... Entonces Jehová dijo a Gedeón: Con estos trescientos hombres que lamieron el agua os salvaré, y entregaré a los madianitas en tus manos..." (v. 6 - 7) La actitud de unos pocos hace posible que Dios realice grandes cosas. En lo personal, en la vida de cada uno, Dios nos despojará de todo lo que a Él le quite la gloria. ¿En qué me creo fuerte? ¿En qué áreas me siento capaz de hacer cosas sin contar con las fuerzas de mi Dios? "... y tenía el campamento de Madián abajo, en el valle". (v. 8c) "... Su fuerza, la cual operó en Cristo resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales, sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, sobre todo nombre que se nombra... y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia..." (Efesios 1: 20 - 22) " ...y juntamente con Él nos resucitó y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús..." (Efesios 2:6) El enemigo que tanto nos preocupa, y hasta atemoriza, está debajo... Jesucristo reina por encima de todo... Y nuestro lugar, como hijos de Dios, es EN LOS LUGARES CELESTIALES EN CRISTO JESÚS. Recuperemos la mirada espiritual de las situaciones que nos toca vivir. Miramos desde arriba, desde nuestra posición en Jesús, hacia abajo, el lugar en que el enemigo ha sido colocado por el Señor. "... aquella noche Jehová le dijo: Levántate y desciende al campamento; porque yo LO HE ENTREGADO en tus manos". "... y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz". (Colosenses 2:15) Dios da la orden de movilizarse, y la certeza: "Hecho está". Es una realidad que la victoria de Jesús está lograda. Debemos movilizarnos en base a esta declaración: Jesucristo Ya ha triunfado sobre todo poder opositor. Luchamos contra un enemigo vencido. "...un hombre estaba contando... un sueño: Veía un pan de cebada que rodaba hasta el campamento de Madián, y llegó a la tienda, y la golpeó de tal manera que cayó... Y su compañero respondió: .. es la espada de Gedeón... Dios ha entregado en sus manos a los madianitas con todo el campamento." El pan de cebada era de calidad inferior al de trigo. Aunque las fuerzas de Israel parecían inferiores, en manos de Dios lo que parece menos obtiene la victoria. Y Dios mismo lo hace saber al mundo espiritual. "Cuando Gedeón oyó el relato... adoró... Y vuelto al campamento de Israel dijo: Levantaos, porque Jehová ha entregado el campamento de Madián en vuestras manos". (v.15) Al ver obrar a Dios, nuestra respuesta espontánea debería ser (1) Adoración. (2) Acción. (Gedeón) ... dio a todos los hombres... cántaros vacíos con teas ardiendo dentro de los cántaros. (v.16) Al ir a enfrentar al enemigo, debemos hacerlo siguiendo la estrategia del Señor. Lo primero es tener el cántaro vacío (nuestra vida despojada de todo aquello que le quite a Él el lugar central). Cuando el cántaro está vacío, la tea puede arder. En una vida rendida al Señor, el Espíritu Santo tiene libertad para arder, poner pasión por Jesús y por su causa. En el momento crucial del ataque, rompieron los cántaros, y las antorchas resplandecieron en la oscuridad (v. 19 y 20). Para que la luz del Señor pueda verse en las tinieblas del mundo de hoy, cada uno de nosotros debe quebrar el cántaro, rendir su vida, quebrar todo poder que esté señoreando en lugar de Jesucristo. "Y se estuvieron firmes, cada uno en su puesto en derredor del campamento; entonces, todo el ejército hechó a correr dando gritos y huyendo". (v. 21) Una vez que recibimos la estrategia del Señor, y rendimos nuestra vida para que Él pueda obrar con toda libertad, debemos mantenernos firmes en lo que sabemos debemos hacer. Entonces, Dios mismo se ocupará de que el enemigo retroceda y huya ante la presencia de un hijo de Dios que porta Su presencia. ¿Creemos que Dios nos está llamando a cambiar esta realidad? ¿Estamos resueltos a ofrecernos para que esto suceda? ¿Qué debemos rendir al Señor, para que Él pueda obrar poderosamente, EN nosotros y A TRAVES DE nosotros? Luego... Sólo resta que nos mantengamos firmes en el lugar asignado, y disponernos a ver Su obrar. Esa, es cuestión de cada uno. Y es la suma de los "cada uno" que constituirá un poderoso ejército que irrumpirá en las tinieblas del hoy para formar en paz a las nuevas generaciones.

martes, 23 de agosto de 2016

ENCONTRATE CON JESÚS

Juan 4:1-30 Jesús y la mujer samaritana 4 Cuando, pues, el Señor entendió que los fariseos habían oído decir: Jesús hace y bautiza más discípulos que Juan 2 (aunque Jesús no bautizaba, sino sus discípulos), 3 salió de Judea, y se fue otra vez a Galilea. 4 Y le era necesario pasar por Samaria. 5 Vino, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, junto a la heredad que Jacob dio a su hijo José. 6 Y estaba allí el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó así junto al pozo. Era como la hora sexta. 7 Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber. 8 Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer. 9 La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí. 10 Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva. 11 La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva? 12 ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados? 13 Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; 14 mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna. 15 La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla. 16 Jesús le dijo: Ve, llama a tu marido, y ven acá. 17 Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido; 18 porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad. 19 Le dijo la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta. 20 Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar. 21 Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. 22 Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos. 23 Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. 24 Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren. 25 Le dijo la mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga nos declarará todas las cosas. 26 Jesús le dijo: Yo soy, el que habla contigo. 27 En esto vinieron sus discípulos, y se maravillaron de que hablaba con una mujer; sin embargo, ninguno dijo: ¿Qué preguntas? o, ¿Qué hablas con ella? 28 Entonces la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad, y dijo a los hombres: 29 Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste el Cristo? 30 Entonces salieron de la ciudad, y vinieron a él. Jesús se encuentra circunstancialmente con una mujer que no pertenecía al pueblo de Dios cuando buscaban algo en común aunque los dos no tenían los medios necesarios para alcanzar lo que querían y el que no disponía de esos medios es Jesús, que de acuerdo al propósito de Dios debe solicitarle a la mujer que le facilite agua. Esta se resiste en principio debido a la falta de trato entre los integrantes de dos pueblos, entonces el Maestro apela a su naturaleza divina para convencerla prometiéndole un gran cambio o una gran negociación agua por agua pero la diferencia esta en que el agua del Mesías es verdadera agua y no para un rato sino que le iba a servir para toda la vida…, ella sigue en su ignorancia exponiendo de que ese es el lugar indicado para extraer esa agua propuesta por su interlocutor casual citando a Jacob un personaje muy respetado en la fe Judía como referencial de lo que está diciendo, sin embargo Jesús no le dice si es mayor que Jacob aunque lo era lo cual se trasladaría a una conversación de quien es mayor…, sino que le da una clara, puntual y actual respuesta: el que bebiere de esta agua volverá a tener sed, trasladando como toda conversación al nivel espiritual en el que convencería a esta mujer de la realidad y que con el agua del Señor no solamente no iba a tener jamás sed sino que se transformaría en una fuente que solucionaría su problema para siempre y adonde fuera o estuviera, esto pasa con todos los que se encuentran con El Señor van a recibir la solución de sus problemas para siempre; a lo que la mujer responde convencida por el Espíritu el desear Esa Agua maravillosa, seguidamente Jesús en la manifestación de otro don le marca un área de su vida de la que no estaría en condiciones para recibir ese favor y no se lo dice como reproche: Sos una pecadora porque viviste con cinco hombres y el que tienes no es tu marido ya que le dice algo con dos intenciones: primero Ve y trae a tu marido o sea que al que se encuentra con Dios le piden que traiga a los pies de Cristo a su marido o mujer y si tiene más de un marido o mujer que lo confiese y se arrepienta…, arreglando de esta manera su vida. A continuación llega en parte al reconocimiento de la naturaleza del Señor ya que le dice profeta y agrega que por la tradición de sus padres adoraron a Dios en esa montaña mientras que los Judios hacían lo propio en Jerusalén a lo que Jesús le responde con una palabra muy clara, actual y real no solamente para ese tiempo sino para el nuestro: 22 Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos. 23 Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. 24 Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren”. Esto nos está diciendo que a veces adoramos lo que no sabemos y esto puede ser adulterio e idolatría espiritual aún en ese lugar que le llamamos templo o iglesia. Ahora sí con ésta afirmación El Señor se da a conocer en toda su magnitud porque la mujer le reconoce como El Mesías prometido. Hay varias lecturas que se pueden sacar de este texto pero a simple vista observamos que en el encuentro con Jesús hay un proceso de reconocimiento de las bondades de Dios, reconocimiento de pecado y conocimiento de su Persona.

jueves, 18 de agosto de 2016

HACEDORES DE LA PALABRA - LA VERDADERA RELIGIÓN

La gran mayoría de los cristianos que hemos nacido de nuevo decimos que nuestra fe no es “religión” y si un estilo de vida como haciendo una diferencia con otras prácticas similares..., lo cual queda desmentido con la actitud que no acompaña a nuestra fe…, este tema no es nuevo ya que pasaba antes y en todos los tiempos pero Santiago como buen religioso que era y hermano menor del Señor tenía perfectamente claro el punto desde muy chico y entonces podía lanzar ésta Palabra: Santiago 1:19-27 19 Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse; 20 porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios. 21 Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas. 22 Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. 23 Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. 24 Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. 25 Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace. 26 Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana. 27 La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo. La verdadera religión de Cristo se expresa en el servicio de amor, mediante el cual se alcanza la perfección. El autor de la epístola de Santiago era el medio hermano de Jesús como la evidencia parece demostrar, entonces él conocía al Maestro más íntimamente que otros, pero posteriormente conoció al Salvador como más que un hermano. Con el testimonio nacido del Espíritu, lo conoció como Señor y Dios. El escrito de Santiago no puede sino reflejar aquellas lecciones aprendidas en la niñez al crecer junto a Jesús, siempre siendo guiado e iluminado por el ejemplo del hermano mayor. Poco sorprende, entonces, que Santiago enfoque su escrito en la esencia de la religión pura como una actividad real y muy práctica. La religión, enseña él, es lo que hacemos a causa del testimonio y del amor. De manera que enfoca su atención en las pequeñas cosas de las cuales se forma la escalera que lleva a la perfección y a la exaltación. Alguien dijo: "No hay cosa mayor que podamos hacer para obtener la vida eterna y...la gran lección a aprender...que aplicar en los pequeños actos y deberes de la vida los gloriosos principios del Evangelio. La vida, después de todo, está hecha de cosas pequeñas...la verdadera vida cristiana está hecha de pequeños actos cristianos realizados en esta hora, en este minuto en el hogar, en el trabajo, en la Iglesia, en la ciudad, dondequiera que nuestra vida y nuestros hechos puedan manifestarse" Y dejo marcado el versículo 27: La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo. Esto se ve muy poco y en las Iglesias multitudinarias…, bueno, quiero pensar que están perfectamente organizados y llegan a esas viudas y huérfanos solos y desamparados sirviéndoles un plato de comida o un vaso de agua ni hablar de los enfermos…, pero tengamos en cuenta una cosa muy puntual…, lo que no hagamos nosotros El Señor viene y lo hace en persona ya lo demostró oportunamente y lo va a seguir haciendo cuando haga falta…

sábado, 13 de agosto de 2016

DIOS HABLO Y HABLA DE MUCHAS MANERAs A LA HUMANIDAD

DE ACUERDO A LA NECESIDAD SE PRESENTÓ CONVENIENTEMENTE PERO FINALMENTE LO HIZO DE UNA FORMA CLARA, PUNTUAL ÚNICA Y SABIA PARA QUE EL HOMBRE Y LA MUJER LO ESCUCHE CONFIADAMENTE Y SE CUMPLA EL PROPÓSITO DE EL. QUE FUE NADA MEJOR QUE ENCARNÁNDOSE EN UN SER HUMANO SEMEJANTE A NOSOTROS Y DESDE NUESTRO MISMO NIVEL DECIRNOS CÓMO SE LLEGA AL PADRE Y HACIENDO TODO: MOSTRAR EL EJEMPLO, DÁNDONOS SU INTELIGENCIA Y SABIDURÍA ESPIRITUAL, AMOR, GUÍA Y PODER Y TODO LOS DONES DE SU ESPÍRITU SANTO PARA TENER ÉXITO EN SU MISIÓN DE RESCATE DE NUESTRAS VIDAS. ESTO COMO GRAN PRIVILEGIO PERO CON LA GRAN RESPONSABILIDAD DE MOSTRAR A DIOS AL MUNDO TAL COMO HIZO EL SEÑOR CUANDO LES DIJO A LOS QUE QUERÍAN VER A DIOS…, “ME ESTÁN VIENDO A MI…, ESTÁN VIENDO A DIOS…” Y ESTANDO UNIDOS EN SU MISMO ESPÍRITU HACEMOS CREER AL MUNDO QUE DIOS EXISTE…., JESUCRISTO ES EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA…, NO HAY OTRO NOMBRE EN EL QUE PODEMOS SER SALVOS…

lunes, 8 de agosto de 2016

¿COMO HACIA, ENSEÑABA Y PREDICABA EL SEÑOR?

Jesús no fue sólo un hombre de acción – hacía milagros -, sino también un hombre de palabra – sus seguidores lo llamaban “Maestro”. Jesús hacía y decía, y conjugaba en su justa proporción lo uno y lo otro, y tanto hablando como actuando, hacía presente en mundo el Reino de Dios, que es un reino de verdad, de justicia, de libertad, de amor y de paz. San Mateo, en su Evangelio, nos dice a este respecto: Mateo 7:28-29 28 Y cuando terminó Jesús estas palabras, la gente se admiraba de su doctrina; 29 porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.  ¿Qué significaba para la gente del tiempo de Jesús, “hablar con autoridad”?  ¿Por qué “sentían” que Jesús “hablaba con autoridad”?  ¿Qué diferencia había entre Jesús y los escribas de Israel, con quienes lo comparan sus oyentes? Para un israelita contemporáneo de Jesús, “hablar con autoridad” significaba muy claramente, tres cosas: 1. Decir siempre palabras verdaderas, palabras en perfecta concordancia con su fe en JEHOVA, su Dios, de quien procede toda autoridad; 2. Decir palabras claras, directas, palabras que comunican una idea o una enseñanza firme y segura; una idea o una enseñanza que construye en lugar de destruir, y que ilumina el corazón y la mente de quien la escucha, motivándolo a hacerla realidad en su vida personal; 3. Hablar con coherencia, o mejor, que quien habla sea coherente, es decir, que lo que diga esté plenamente respaldado por lo que hace, por su manera de ser y de actuar, y viceversa. Todas estas condiciones las cumplía Jesús, que se definió a sí mismo como” él Camino, la Verdad y la Vida” (Juan 14,6), totalmente distinto a los escribas o maestros de la Ley, que decían una cosa y hacían otra, daban un mandamiento a la gente y ellos no lo cumplían. En alguna ocasión, dijo Jesús a quienes lo escuchaban: “Hagan, pues, y observen, todo lo que les digan; pero no imiten su conducta, porque dicen y no hacen. Atan cargas pesadas y las echan a las espaldas de la gente, pero ellos ni con el dedo quieren moverlas.” (Mateo 23, 3-4). Jesús hablaba con autoridad, pero también hablaba con sencillez. La gente entendía fácilmente lo que decía, porque no utilizaba palabras rebuscadas, sino las palabras propias del diario vivir, las que decía el común de las personas en sus conversaciones cotidianas. Las palabras de Jesús eran comprensibles para los campesinos que labraban la tierra; para los pastores que cuidaban los rebaños; para los artesanos a cuyo gremio perteneció buena parte de su existencia en el mundo; para los pescadores con quienes compartió su vida pública; para las mujeres ocupadas en los quehaceres de la casa; para los ciudadanos comunes y corrientes, que tenían que pagar impuestos a Roma; para los marginados de la sociedad, que no tenían estudios de ninguna clase; para los niños tan poco tenidos en cuenta; para los enfermos que se debatían entre su enfermedad y la miseria a la que ella los conducía; para los pecadores rechazados por los que se consideraban “buenos”, pero también, para los “sabios y entendidos”, como Nicodemo, que era miembro del Sanedrín, y para los escribas y fariseos, estudiosos de la Ley y de las escrituras sagradas. EL ESTILO DE JESÚS Jesús anunciaba su mensaje de dos maneras o con dos estilos, que pueden distinguirse claramente uno de otro, pero que también se complementan; estos dos estilos son: las parábolas y los dichos o sentencias. LAS PARÁBOLAS Una parábola es, según el diccionario, “la narración de un hecho fingido, del que se deduce una enseñanza, generalmente de orden moral”. En términos coloquiales, podríamos decir, que la parábola es una comparación entre dos realidades, que permite la deducción de un mensaje concreto y claro, importante para la vida del ser humano, cualquiera sea su condición. Los evangelios nos muestran que Jesús era un hombre realista, alguien que estaba en contacto directo con el mundo, con la naturaleza, con la vida, y por supuesto, también con las personas; muy distinto a un teórico, a un filósofo que se mueve en el campo de lo general y de lo abstracto. Por esta razón, su modo de expresión preferido eran las parábolas, en las que, a partir de las realidades concretas y cotidianas que todos los que lo escuchaban podían identificar plenamente, enseñaba las verdades trascendentes que dan sentido y valor a nuestra vida humana. Un escritor de nuestro tiempo, afirma: “Jesús narra parábolas que reflejan la vida diaria de su tiempo”. Y añade: “Jesús se ofrecía como un hombre cercano a la naturaleza, atento a la vida del campo, en actitud abierta y simpática al mundo que lo rodea. En sus palabras está inmediatamente presente la creación, sin idealismo, sin adornos románticos, tal como puede ser observada por un hombre atento al mundo que lo rodea”. Las parábolas nos muestran que Jesús ha mirado con cuidado los pájaros del cielo, los lirios del campo, los granos de trigo, los viñedos, las nubes del atardecer, las gallinas cuidando sus pollitos, y también, por supuesto, los campesinos en sus labores de siembra y de cosecha, los pescadores tirando las redes al mar, las mujeres en sus tareas domésticas, los pastores y sus ovejas, los padres con sus hijos, los patrones y sus empleados… Pero no sólo los miró de manera distraída, como tantas veces lo hacemos nosotros, sino con cuidado y atención, con inteligencia y con fe, y esas realidades tan sencillas y “mundanas”, lo remitieron a otras realidades superiores, y le permitieron descubrir y anunciar con claridad y de manera provocadora, el Reino de Dios, el reinado de Dios, que constituía el centro mismo de su mensaje. Las parábolas hacían que el contenido del mensaje de Jesús estuviera al alcance de todas las personas que lo escuchaban, ya fueran personas sin mayor instrucción, o personas estudiosas e instruidas; y han permitido también, que sus enseñanzas hayan llegado hasta nosotros con la misma fuerza y vitalidad con las que el Maestro las presentó a sus contemporáneos. Entre las más bellas parábolas de Jesús, podemos contar sin duda: la parábola del Hijo pródigo, o la parábola de los Dos hermanos (Lucas 15, 11), y la parábola del Buen samaritano (Lucas 10, 29-37). Ambas son propias del Evangelio de Lucas, y resumen maravillosamente la enseñanza de Jesús sobre el amor que Dios siente por nosotros, y el amor con el que nosotros debemos amar a las demás personas. También están la parábola del grano de mostaza (Mateo 13, 31-32), la de la levadura (Lucas 13, 20-21), la de las Diez vírgenes (Mateo 25, 1-12), la parábola del sembrador (Marcos 4, 3-9), la de la red (Mateo 13, 47-50), la de la cizaña y el trigo (13, 24-30), y muchas más. En todas ellas, Jesús nos muestra la realidad de Dios, y nos enseña a vivir nuestra vida con la mirada puesta siempre en Él. LOS DICHOS Un dicho o un pensamiento que presenta de manera concisa y clara, una enseñanza de orden doctrinal o moral”. Eran generalmente, una frase sencilla y corta, pero su contenido es siempre importante y profundo. Jesús no fue, un hombre de largos discursos. Su auditorio era muy variado, y esto habría hecho que su mensaje no llegara con la claridad que requería, a la inteligencia y al corazón de quienes lo escuchaban. Además, las frases concretas y directas son más fáciles de recordar y de transmitir a otros, que los largos comentarios que lo terminaban apartando del tema central. Los dichos de Jesús, fueron lo primero que los apóstoles y las primeras comunidades de cristianos, recopilaron por escrito, y que más adelante integraron a los relatos de la Resurrección, y a los testimonios de los milagros. Todos juntos formaron lo que hoy conocemos como los Evangelios. Recordemos algunos de estos dichos de Jesús, tan claros y tan llenos de contenido, tanto en su tiempo como en el nuestro: “Nadie puede servir a dos señores… No pueden servir a Dios y al dinero” (Mateo 6, 24). “Todo cuanto quieran que les hagan los hombres, háganlo también ustedes a ellos” (Mateo 7, 12) “Entren por la puerta estrecha, porque amplia es la entrada y espacioso el camino que lleva a la perdición” (Mateo 7, 13) “El que se ensalce será humillado y el que se humille será enaltecido” (Lucas 14, 11) “Buena es la sal, pero si la sal se vuelve insípida, ¿con qué se la salará?” (Marcos 9, 50) “Si tu hermano peca, repréndelo, y si se arrepiente, perdónalo” (Lucas 17, 3) Todos estos dichos los encontramos a lo largo y ancho de los cuatro evangelios, unas veces solos, y otros agrupados en “discursos”, y es un buen ejercicio para nosotros, buscarlos, reflexionar sobre ellos, orar con ellos, y también tratar de memorizarlos. Nos dan orientaciones claras para vivir nuestra fe de manera coherente. Finalmente, podemos decir que el estilo, el modo de hablar de Jesús, tan claro, tan natural, tan vital, unido a su modo de actuar, invitaba a sus oyentes en su tiempo y nos invita a nosotros hoy, al encuentro de cada uno consigo mismo, y también al encuentro con Dios. Un encuentro que debe llegar a transformarnos interior y exteriormente; un encuentro que es el punto de partida de una nueva manera de ser y de vivir. La palabra de Jesús es una palabra llena de fuerza, de verdad, y de vida. Una palabra creadora; una palabra salvadora; una palabra sanadora; porque él mismo – Jesús – es la Palabra de Dios encarnada. Escucharla – escuchar a Jesús – no puede motivar en nosotros una mera reflexión teórica, ni una simple actitud devota, sino, sobre todo, una decisión práctica, que implique hacernos verdaderamente discípulos y seguidores suyos, misioneros de su amor y de su verdad en medio del mundo en el que nos ha tocado vivir y creer. Y todas estas cualidades y capacitación como maestro están en su Espíritu Santo al alcance de todos nosotros si nos ponemos totalmente en las manos de EL SEÑOR JESUCRISTO.