martes, 12 de agosto de 2014

PERO SI ESPERAMOS LO QUE NO VEMOS, CON PACIENCIA LO AGUARDAMOS...

La esperanza que os está guardada en los cielos. Colosenses 1:5 Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera. Hebreos 11:1 Se cuenta que un general romano iba de la Galia a Italia con lo que quedaba de su ejército victorioso. Los soldados caminaban con mucha dificultad al atravesar los Alpes. Algunos incluso estaban dispuestos a renunciar a ascender por las rocosas cumbres. Mientras continuaban escalando pesadamente, la nieve los azotó y los más intrépidos se desanimaron. Entonces el victorioso general se subió a una roca y, señalando el límite de la cumbre, gritó: «¡Soldados! ¡Más allá de esta línea está Italia!». ¡Oh, Italia! ¡Campos fértiles, maravillosos huertos, ríos, el hogar… un padre, una madre, una esposa, hijos, una prometida! Entonces aquellos corazones desalentados cobraron ánimo y los músculos se fortalecieron. Así la legión atravesó el último obstáculo. Más allá de esta tierra, después de muchas pruebas, tenemos la segura esperanza de ir al cielo. ¿Qué significa el cielo para el creyente? Estar con Jesús para siempre en la perfecta felicidad. Lo que nos permite ir al cielo no es el hecho de haber atravesado las dificultades con valentía, sino el don gratuito de Aquel que dijo: “Voy, pues, a preparar lugar para vosotros… para que donde yo estoy, vosotros también estéis” (Juan 14:2-3). Allá el Señor también dará las recompensas que prometió a los que, por pura gracia, le hayan servido fielmente. ¡Ánimo, amigo cristiano, algunos pasos más y estará en su casa, la casa del Padre junto a Jesús! “De esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (2 Pedro 1:11).

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