domingo, 17 de agosto de 2014

CUANDO NO SE CONOCE A DIOS LO SUFICIENTE NO ENTENDEMOS SU MOVER

En quietud y en confianza será vuestra fortaleza. Isaías 30:15 En Dios solamente está acallada mi alma; de él viene mi salvación. Salmo 62:1 Amigo cristiano que está agobiado por un problema, detenido por la enfermedad o desanimado por un fracaso, y se pregunta cabizbajo: «¿Por qué?». Buenos amigos lo han rodeado y han tratado de animarle y consolarle, pero sus palabras no han disminuido su dolor. Cuando se van lo dejan solo con su dolor. Quizás usted quiera buscar en la Biblia la solución divina a sus problemas, pero ¿será ésta la que desea? Tal vez Dios le dé una respuesta muy diferente de la que usted espera, pero será su respuesta, la buena respuesta. Incluso si su sufrimiento es la consecuencia de un error, él se acercará a usted como lo hizo en otro tiempo con Jacob (Génesis 28:13-15). Confesarle una falta ya es hallar la paz. Pero a menudo Dios permite la prueba no como consecuencia de una falta, sino para darnos una enseñanza espiritual. Por lo tanto, permaneciendo atento a lo que Dios permite que suceda en su vida, y consciente de las salidas que da a las pruebas, descanse en Aquel que lo ama con un amor inalterable. ¡Cuántas veces suspiramos buscando el porqué de nuestras dificultades, la razón de nuestro dolor! No hagamos como el patriarca Jacob, quien después de una larga lista de pruebas, clamó: “Contra mí son todas estas cosas” (Génesis 42:36), mientras iba precisamente a recobrar lo que había perdido. Dios, quien siempre nos ama con el mismo amor, quiere prepararnos para el cielo. ¡Confiemos en él! Él hace que todas las cosas ayuden para el bien de los que le aman (Romanos 8:28). ¡Estemos seguros de ello!

No hay comentarios: