viernes, 3 de octubre de 2008

UN LIBRO VERAZ (2)

En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.
Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros… lleno de gracia y de verdad.
(Juan 1:1 y 14)

La Biblia, libro viviente también es un libro veraz. Juzga al hombre, su conducta, su corazón; le dice la verdad en todo lo que le concierne. Por esa razón, el libro de Dios es poco apreciado.
Por esa razón, también, en todos los tiempos los incrédulos han trabajado duro para descubrir imperfecciones y contradicciones en las sagradas Escrituras. Los hombres no se toman el trabajo de buscar defectos en Virgilio y Homero, pero no pueden soportar la Biblia, porque los pone moralmente al desnudo; les dice la verdad sobre ellos mismos y sobre el mundo al cual pertenecen.
¿No le ocurrió exactamente igual a aquel que era “la Palabra viviente”, el Hijo de Dios, el Señor Jesucristo, cuando estaba en la tierra?, Se le odiaba porque le decía la verdad a cada uno. Su ministerio, sus palabras, su conducta, su vida entera era un testimonio contra el mundo. Los demás podían moverse tranquilamente, pero él era espiado y contradicho a cada paso. Y aun cuando fue clavado en la cruz entre dos malhechores, se dejó a estos últimos en paz; no se les llenó de injurias y nadie meneaba la cabeza, burlándose de ellos. No, todos los insultos, todas las burlas, todas las palabras crueles y sin piedad se dirigían al divino Crucificado.

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