lunes, 13 de octubre de 2008

PERLAS DE CULTIVO

“…para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro… sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo. (1Pedro 1:7)

El cultivo de perlas es una apasionante industria. Un japonés llamado Mikomato fue el primero que tuvo la idea de introducir pequeñas piedras en las conchas de ostras a fin de obtener perlas de cultivo. Resulta que, para deshacerse de la irritación producida por un cuerpo extraño, el molusco lo envuelve con el nácar que segrega.
El problema para producir hermosas perlas consiste en escoger correctamente la dimensión de la piedra que se colocará en la concha. Si es demasiado pequeña, la perla será menos hermosa. Si es demasiado grande, la perla será mal formada e incompleta.
Los que somos cristianos estamos en las manos de nuestro tierno Padre, quien sabe exactamente lo que nos hace falta para nuestro bien espiritual y para su gloria. Un pequeño motivo de irritación, cual grano de arena en la concha, puede transformarse en una joya para gloria de Dios. El Señor nos forma poco a poco mediante las múltiples circunstancias, a menudo dolorosas, que él permite a fin de desapegarnos de lo que es un obstáculo para su obra. Desea que reflejemos las perfecciones de Cristo, pero nuestro Salvador y Señor Jesús está con nosotros. Mide cada prueba, nos alienta, nos consuela y pronto, cuando venga a reinar, nos presentará al universo entero con todos los que hayan puesto su confianza en él. Entonces será “glorificado en sus santos y… admirado en todos los que creyeron” (2ª Tesalonicenses 1:10)

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