martes, 29 de abril de 2008

EMPIEZA POR EL AUTOR

El estudio de la Biblia se parece mucho a la interpretación artística. Primero, debes conocer al autor de cada libro.
Por ejemplo, un escritor se ha dado cuenta que los que mejor entienden sus libros son aquellos que le conocen. Cuando mejor lo conocen, mejor comprenderán lo que ha escrito.
Es por eso que debes comenzar con el Espíritu Santo cuando estudias la Biblia. El Espíritu Santo obró a través de todos los autores de estos libros para revelar la naturaleza de Dios.
Luego, necesitas aprender cuanto sea posible acerca de los escritores humanos. Amós escribió el libro que lleva su nombre, por ejemplo. Es útil saber que Amós fue campesino, pastor, y que vivió en una época en que el Reino de Israel estaba dividido en dos naciones. Amós vivió en el Reino del Sur, llamado Judea.
Cuando hizo profecías contrarias al Reino del Norte, su público, el pueblo del Sur, le aclamó. Pero, cuando empezó a señalar los pecados de Judea, lo corrieron de la ciudad.
Conocer estos antecedentes ayuda a comprender el contenido del libro.
Tomemos otro ejemplo. Es útil saber que el mismo hombre que escribió el Evangelio según San Lucas, también escribió “Los Hechos de los Apóstoles”. Se llamaba Lucas.
Era médico convertido en biógrafo. No sólo escribió una de las cuatro biografías de Jesucristo que se encuentran en el Nuevo Testamento, sino que viajó posteriormente con el apóstol Pablo y escribió la historia de la iglesia en sus orígenes, lo que en realidad es la biografía de Pablo, en ese libro llamado “Los Hechos de los Apóstoles”. Cuando sabemos que Lucas era médico, podemos entender por qué utiliza cierto lenguaje, la atención que pone en los detalles, y sus muchas referencias a curaciones físicas y milagros.
Cada escritor de la Biblia, desde Moisés hasta el Apóstol Juan, utilizó un estilo diferente. Pero todos fueron inspirados por el Espíritu Santo, y lo que escribieron fue la verdad, sin errores. Ninguno de los escritores tenía una visión completa de Dios, pero cuando juntamos sus escritos, vemos a Dios en toda Su gloria, en su plenitud.

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