viernes, 25 de abril de 2008

UNA HISTORIA DE AMOR

La Biblia es la historia de amor más grande que jamás se haya escrito. Es la historia del amor de Dios por la humanidad, especialmente por ti. No es un libro de versos como los que encontraríamos en las tarjetas de felicitación; es una revelación. Hay que leerla, digerirla, estudiarla, reflexionarla y reverenciarla desde el principio hasta el final. No creas que podrás comprender su mensaje dividiéndolo en párrafos cortos. Tienes que aplicar sentido común a sus páginas, creer que cada libro trata de algo nuevo, leer y releer hasta que comprendas el significado de ese libro.
Puesto que la Biblia fue inspirada por el Espíritu Santo, necesitas que el poder del Espíritu Santo te ayude a comprenderla e interpretarla. Esa es una de las funciones del Espíritu Santo: ayudarte a comprender la Biblia. Por lo tanto, antes de empezar a estudiar la Biblia en serio, pide al Espíritu Santo que te llene. Esta sólo tendrá sentido en la medida en que El la interprete por ti. De lo contrario, no será más que gran literatura, historia interesante, o un caos de palabras y genealogías.
¿Tienen igual importancia todos los libros de la Biblia?
No, pero todos son indispensables. Si me preguntaran qué es más importante, mi cerebro o mi mano, diría que mi cerebro. Sin embargo, mi mano también es importante, y pasaría muchas dificultades si me faltara. Sucede lo mismo con la Biblia. Cada libro es necesario para hacer un todo perfecto, pero algunas partes son más valiosas que otras. No se puede eliminar el Libro de Ester ni el Cantar de los Cantares y pretender contar con una revelación perfecta de Dios. Pero, nadie compararía a ninguno de estos libros con el Evangelio de San Juan o el Libro del Éxodo. Todos son partes de un organismo, y ese organismo esta incompleto si falta alguna de sus partes.

EL ABC DE LA LECTURA DE LA BIBLIA

¿Cómo, entonces, debemos comenzar a leer? Por qué no empezar en la misma forma en que harías una visita a un museo de arte. Camina con tu guía por las largas galerías llenas de cuadros. ¿Cómo comportarse? Pues bien, una cosa que no haces es caminar a toda prisa. Ni tampoco conversas con un amigo acerca de la bolsa de valores o de un partido de fútbol. Escuchas atentamente a tu guía mientras se detiene ante cada cuadro. El Guía no describe el cuadro, sino que al artista. Te dice quién era el artista, qué pasaba en su vida cuando pintó el cuadro, donde vivió y qué quiso expresar a través de su arte. Luego habla de las distintas formas artísticas. Algunos cuadros son realistas, otros, abstractos. Necesitas entender las técnicas y el estilo del artista, cómo utilizó la composición, las luces, el color, las sombras y las proposiciones. Finalmente, el guía te pedirá que estudies el cuadro mismo y determines si tiene un mensaje individual para ti.
Así es como debes estudiar la Biblia.

Seguiremos…

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