domingo, 22 de junio de 2014

¿HAY ALGUIEN QUE SEA JUSTO, SANO Y QUE NO TENGA NECESIDAD DE DIOS? ÉSTA PALABRA NO ES PARA TAL PERSONA

Respondiendo Jesús, les dijo: Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.(Lucas 5:31-32) (Leer Lucas 5:27-35) Mateo era un publicano, recaudador de impuestos que trabajaba para los romanos, por eso era despreciado. Un día escuchó a Jesús decirle: “Sígueme” (v. 27), y al momento dejó todo y siguió al Señor. Incluso le hizo un gran banquete en su casa; gastó dinero en los demás en vez de recibir el dinero de los demás. Sentado a su mesa, Jesús estaba rodeado de toda clase de personas. Entonces los fariseos, esos hombres religiosos pero a menudo hipócritas, criticaron a Jesús, porque comía con publicanos y pecadores. No comprendían que esas personas no habían venido en función de sus méritos, sino porque tenían necesidades espirituales y querían escuchar a Jesús. Jesús vino precisamente por esas personas: “No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento” (Lucas 5:32). Por ejemplo, Jesús llamó a Mateo, y éste, sabiendo que era pecador, respondió al llamado y se arrepintió. Fue hecho justo mediante la fe en Cristo, quien iba a morir por él. Los fariseos se creían justos porque observaban estrictamente los ritos religiosos de sus tradiciones, pero sólo eran justos a sus propios ojos, y no a los ojos de Dios. Todavía hoy Dios llama a todos los hombres para que se arrepientan, pues para él “no hay justo, ni aun uno” (Romanos 3:10). Para Dios todos están espiritualmente enfermos y necesitan a Jesús, el divino médico. El primer paso de la fe es aceptar esto y reconocerse perdido. ¿Ha dado usted ese paso?

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