martes, 10 de junio de 2014

DONDE HAY TINIEBLAS DIOS QUIERE SEGUIR PONIENDO SU LUZ

Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo. 2 Corintios 4:6 Dios dijo… Y fue hecho (Lea Génesis 1) El primer capítulo de Génesis nos revela de forma majestuosa el nacimiento del Universo. Es como un magnífico panorama, una serie de siete exposiciones que surgen como resultado de la palabra creadora de Dios. “Porque él dijo, y fue hecho; él mandó, y existió” (Salmo 33:9). Por la poderosa voz del Dios creador, apareció la luz. “Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía” (Hebreos 11:3). Y como maravilloso punto final de todo, el hombre fue creado a imagen de Dios. Pero esta creación tan hermosa fue estropeada por la entrada del pecado en el mundo (Romanos 5:12), el cual trajo consigo una serie de sufrimientos, innumerables males y la muerte. Entonces Dios envió a Jesucristo, su único Hijo, para introducir mediante su cruz una «nueva creación» donde la paz, la justicia y el amor caracterizan a los hombres renovados. Así, el universo fue formado sólo mediante el poder de la palabra de Dios; pero para expiar el pecado, para quitarlo de delante de Dios, fue necesaria la muerte en la cruz del Hijo de Dios. ¡Qué insondable misterio! La misma palabra que creó los mundos hace que una nueva luz brille sobre nosotros, la luz de su amor. Aceptar esta luz es creer en el Señor Jesús. Pronto, esa luz será perfectamente manifestada en los cielos nuevos y la tierra nueva en donde Dios, que es luz y amor, morará con los hombres (Apocalipsis 21:1-4).

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