sábado, 29 de octubre de 2016

ABNEGACIÓN, OTRA DE LAS GRANDES CUALIDADES DEL GRAN MAESTRO

… Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros (v. 11). Juan 17:6-10 El aviso fúnebre de Alan Nanninga, un hombre de donde yo vivo, lo identificaba como «sobre todo, un testigo fiel de Cristo». Después de describir su vida familiar y su carrera profesional, el artículo hablaba sobre casi una década de problemas de salud progresivos. Concluía diciendo: «Sus internaciones en el hospital […] le confirieron el título honorario de “El paciente de la oración”», por su ministerio hacia los demás enfermos. Aquí tenemos a un hombre que, en sus períodos de aflicción, se dedicaba a orar por y con las personas necesitadas que lo rodeaban. Horas antes de que Judas lo traicionara, Jesús oró por sus discípulos: «Y ya no estoy en el mundo; mas éstos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros» (Juan 17:11). Como sabía lo que iba a suceder, Jesús dejó de pensar en sí mismo y centró su atención en sus seguidores y sus amigos. Durante nuestros períodos de enfermedad y angustia, anhelamos y necesitamos las oraciones de los demás. ¡Cuánto nos ayudan y animan esas oraciones! Que nosotros, como nuestro Señor, elevemos nuestros ojos para orar por aquellos que nos rodean y enfrentan una gran necesidad. En una oportunidad anterior el Señor les había dicho a todos: Lucas 9:23 Reina-Valera 1960 “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame”. Señor, pongo hoy ante ti en oración a los enfermos y los necesitados. Nuestros problemas pueden llenar nuestras oraciones

No hay comentarios: