martes, 23 de agosto de 2016

ENCONTRATE CON JESÚS

Juan 4:1-30 Jesús y la mujer samaritana 4 Cuando, pues, el Señor entendió que los fariseos habían oído decir: Jesús hace y bautiza más discípulos que Juan 2 (aunque Jesús no bautizaba, sino sus discípulos), 3 salió de Judea, y se fue otra vez a Galilea. 4 Y le era necesario pasar por Samaria. 5 Vino, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, junto a la heredad que Jacob dio a su hijo José. 6 Y estaba allí el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó así junto al pozo. Era como la hora sexta. 7 Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber. 8 Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer. 9 La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí. 10 Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva. 11 La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva? 12 ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados? 13 Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; 14 mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna. 15 La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla. 16 Jesús le dijo: Ve, llama a tu marido, y ven acá. 17 Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido; 18 porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad. 19 Le dijo la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta. 20 Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar. 21 Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. 22 Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos. 23 Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. 24 Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren. 25 Le dijo la mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga nos declarará todas las cosas. 26 Jesús le dijo: Yo soy, el que habla contigo. 27 En esto vinieron sus discípulos, y se maravillaron de que hablaba con una mujer; sin embargo, ninguno dijo: ¿Qué preguntas? o, ¿Qué hablas con ella? 28 Entonces la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad, y dijo a los hombres: 29 Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste el Cristo? 30 Entonces salieron de la ciudad, y vinieron a él. Jesús se encuentra circunstancialmente con una mujer que no pertenecía al pueblo de Dios cuando buscaban algo en común aunque los dos no tenían los medios necesarios para alcanzar lo que querían y el que no disponía de esos medios es Jesús, que de acuerdo al propósito de Dios debe solicitarle a la mujer que le facilite agua. Esta se resiste en principio debido a la falta de trato entre los integrantes de dos pueblos, entonces el Maestro apela a su naturaleza divina para convencerla prometiéndole un gran cambio o una gran negociación agua por agua pero la diferencia esta en que el agua del Mesías es verdadera agua y no para un rato sino que le iba a servir para toda la vida…, ella sigue en su ignorancia exponiendo de que ese es el lugar indicado para extraer esa agua propuesta por su interlocutor casual citando a Jacob un personaje muy respetado en la fe Judía como referencial de lo que está diciendo, sin embargo Jesús no le dice si es mayor que Jacob aunque lo era lo cual se trasladaría a una conversación de quien es mayor…, sino que le da una clara, puntual y actual respuesta: el que bebiere de esta agua volverá a tener sed, trasladando como toda conversación al nivel espiritual en el que convencería a esta mujer de la realidad y que con el agua del Señor no solamente no iba a tener jamás sed sino que se transformaría en una fuente que solucionaría su problema para siempre y adonde fuera o estuviera, esto pasa con todos los que se encuentran con El Señor van a recibir la solución de sus problemas para siempre; a lo que la mujer responde convencida por el Espíritu el desear Esa Agua maravillosa, seguidamente Jesús en la manifestación de otro don le marca un área de su vida de la que no estaría en condiciones para recibir ese favor y no se lo dice como reproche: Sos una pecadora porque viviste con cinco hombres y el que tienes no es tu marido ya que le dice algo con dos intenciones: primero Ve y trae a tu marido o sea que al que se encuentra con Dios le piden que traiga a los pies de Cristo a su marido o mujer y si tiene más de un marido o mujer que lo confiese y se arrepienta…, arreglando de esta manera su vida. A continuación llega en parte al reconocimiento de la naturaleza del Señor ya que le dice profeta y agrega que por la tradición de sus padres adoraron a Dios en esa montaña mientras que los Judios hacían lo propio en Jerusalén a lo que Jesús le responde con una palabra muy clara, actual y real no solamente para ese tiempo sino para el nuestro: 22 Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos. 23 Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. 24 Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren”. Esto nos está diciendo que a veces adoramos lo que no sabemos y esto puede ser adulterio e idolatría espiritual aún en ese lugar que le llamamos templo o iglesia. Ahora sí con ésta afirmación El Señor se da a conocer en toda su magnitud porque la mujer le reconoce como El Mesías prometido. Hay varias lecturas que se pueden sacar de este texto pero a simple vista observamos que en el encuentro con Jesús hay un proceso de reconocimiento de las bondades de Dios, reconocimiento de pecado y conocimiento de su Persona.

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