jueves, 13 de febrero de 2014

REGLAS DEL DESAPEGO

Génesis 50:15-21; Juan 8:31-36 Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres. —Juan 8:36 En su libro Throw Out Fifty Things [Deshazte de cincuenta cosas], Gail Blanke bosqueja cuatro «reglas del desapego» para ayudar a la gente a liberarse del abarrotamiento en su vida. La primera declara: «Si [tal cosa] te aplasta, te atasca o simplemente te hace sentir mal, tírala, regálala, véndela, suéltala, y sigue adelante». Pienso que esta regla del desapego también tiene una aplicación espiritual: no tenemos que seguir abrumados por los pecados del pasado. Los hermanos de José lucharon contra esto. Años después de haber vendido a José como esclavo, recordaron su crueldad y tuvieron miedo de la venganza (Génesis 50:15). Entonces, enviaron un mensajero a hablar con su hermano para que le rogara que los perdonase (vv. 16-17). Lo hicieron a pesar de que José había actuado de manera bondadosa con ellos y les había transmitido tranquilidad (45:4-15). Muchos seguimos ligados a agravios cometidos en el pasado, a pesar de la misericordia y la bondad de aquellos a quienes tal vez perjudicamos. Sin embargo, la verdadera libertad llega cuando confesamos nuestro pecado a Dios. El Señor nos perdona (1 Juan 1:9) y nos aleja de él (Salmo 103:12). Tal como afirma un versículo: ¡arroja nuestros pecados a lo profundo del mar! (Miqueas 7:19). Por esta razón, podemos traer a la mente que el Hijo nos ha libertado y que, entonces, somos verdaderamente libres (Juan 8:36). La sangre de Cristo pagó el precio de nuestra liberación del pecado. AHORA..., ESTAS PROMESAS SON TAN HERMOSAS COMO REALES, PERO HAY QUE CREERLAS... Y QUÉ HAY QUE HACER PARA CREERLAS? LAS SAGRADAS ESCRITURAS DICEN: Romanos 10:17 "Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios". O sea el oír, y el oír; ¿qué quiere decir?: ¡El oír y entender! ¡El oír y el actuar! ¡El oír y obedecer! ¡El oír y el andar en el Espíritu de Cristo! ¡Sin fe es imposible agradar a Dios! Santiago 1:22 Pero no basta con oír el mensaje; hay que ponerlo en práctica, pues de lo contrario se estarían engañando ustedes mismos. 23 El que solamente oye el mensaje, y no lo practica, es como el hombre que se mira la cara en un espejo: 24 se ve a sí mismo, pero en cuanto da la vuelta se olvida de cómo es. 25 Pero el que no olvida lo que oye, sino que se fija atentamente en la ley perfecta de la libertad, y permanece firme cumpliendo lo que ella manda, será feliz en lo que hace.

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