viernes, 14 de noviembre de 2008

¿ES LA CASUALIDAD?

¿Quién será aquel que diga que sucedió algo que el Señor no mandó? (Lamentaciones de Jeremías 3:37)

Así ha dicho el Señor: …esto lo he hecho yo. (1Reyes 12:24)

Fácilmente se atribuyen a la casualidad los inesperados acontecimientos que se producen en la tierra. Según sean favorables o adversos se hablará de buena o mala suerte. ¡Evitemos tal lenguaje! El creyente debe recordar que todo lo que acontece está decidido y controlado por aquel que está en los cielos. Dios lo ve y lo dirige todo. Así los grandes de este mundo como la más insignificante criatura dependen de él. El pasado, el presente y el porvenir, con la infinidad de sus detalles, constituyen el maravilloso PLAN DE DIOS, ordenado con una sabiduría y un conocimiento de una infinita profundidad (Romanos 11:33).
En las circunstancias por las cuales pasamos no podemos discernir todos los secretos motivos de ese plan de Dios para con nosotros y los demás. Pero por la fe podemos declarar con seguridad, fundad en su infalible Palabra: “Sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien” (Romanos 8:28).
¡El porvenir! Cuando los hombres piensan en él, muchos tiemblan: es la muerte, luego el juicio. Pero los creyentes, a quienes Dios mismo hizo justos en virtud del sacrificio de Cristo, nada tienen que temer. Están seguros de que todo lo que les concierne depende de la soberana voluntad de Dios. Él nos ama con un amor del que nada jamás podrá separarnos (Romanos 8:38-39).

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