viernes, 18 de noviembre de 2016

PERO NOSOTROS SOMOS REAL SACERDOCIO

… sed imitadores de mí… (v. 17). Filipenses 3:17-21 Alguien hace muchos años, después de escribir sobre una tragedia familiar en un artículo cristiano, recibió una carta de un lector, que decía: «Me di cuenta de que los escritores son personas reales con problemas también reales». ¡Qué gran verdad! Se observa la lista de hombres y mujeres que escriben estos artículos y se ve cáncer, hijos descarriados, sueños incumplidos y muchas otras clases de pérdidas. Sin duda, somos simples personas reales que escriben sobre un Dios real que entiende nuestros problemas reales. El apóstol Pablo se destaca en el Salón de la Fama de Personas Reales. Tenía problemas físicos, conflictos legales y luchas con otras personas que debía solucionar. En semejante realidad tan complicada, estaba dejándonos un ejemplo. En Filipenses 3:17, afirmó: «Hermanos, sed imitadores de mí, y mirad a los que así se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros». Las personas a nuestro alrededor que necesitan el evangelio, que necesitan a Cristo, están buscando gente confiable que pueda guiarlas al Salvador perfecto. Esto significa que debemos ser reales. Más vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; (1ª Pedro 2:9) Señor, tú eres la perfección, pero recibes a personas imperfectas que buscan en ti la salvación. Ayúdanos a ser personas reales y auténticas al guiar a otros a ti.

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