miércoles, 10 de septiembre de 2014

EL LIBRO DE LA VIDA

Salmo 119:9-16 … No me olvidaré de tus palabras. —Salmo 119:16 De vez en cuando, mi esposa y yo abrimos la correspondencia y encontramos una «carta» sin palabras. Cuando la sacamos del sobre, vemos un trozo de papel que lo único que tiene es una raya de color hecha con un rotulador. Esas «cartas» nos enternecen porque las envía nuestra nieta, de edad preescolar y que vive lejos. Aun sin palabras, esas misivas nos dicen que ella nos ama y que piensa en nosotros. Todos valoramos las cartas de personas que nos aman y a quienes amamos. Por eso, es sumamente alentador que nuestro Padre celestial nos haya dejado una carta llamada Biblia. Su valor va más allá de las expresiones de poder, desafío y sabiduría. Además de todas las historias, enseñanzas e instrucciones, este Libro también transmite la idea fundamental de que Dios nos ama y ha planeado cómo rescatarnos. Nos habla de su amor al supervisar nuestra existencia (Salmo 139), suplir nuestras necesidades (Mateo 6:31-34), consolarnos (2 Corintios 1:3-4) y salvarnos mediante el sacrificio de su Hijo Jesús (Romanos 1:16-17). No te imaginas cuánto te ama Dios. Él lo expresa en el mensaje inspirado e inspirador que te ha dejado. Con razón el salmista escribió: «No me olvidaré de tus palabras» (Salmo 119:16). ¡Es una carta asombrosa! —Señor, ayúdame a examinar las páginas de la Biblia. Que me entusiasme más que una carta, un e-mail o un comentario de un amigo en Facebook. La Biblia es la carta de Dios donde nos revela que nos ama.

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