miércoles, 27 de noviembre de 2013

PLAGIO ESPIRITUAL

Juan 1:1-18 Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre)… —Juan 1:14 Cuando enseño redacción, exijo que los alumnos escriban durante la clase. Sé que la composición que elaboran en el aula es obra de ellos, lo cual me permite familiarizarme con las particularidades de la expresión escrita de cada uno y detectar si «toman prestadas» demasiadas improntas de otro autor. Los alumnos se sorprenden al descubrir que su voz escrita (que incluye lo que redactan y cómo lo hacen) es tan distintiva como su voz física. Tal como las palabras que decimos proceden del corazón, lo mismo sucede con lo que escribimos: revela quiénes somos. De manera bastante similar, nos familiarizamos con la voz de Dios. Al leer lo que escribió, descubrimos quién es y cómo se expresa. No obstante, Satanás trata de sonar como si fuera Dios (2 Corintios 11:14). Usa las palabras del Señor con una leve modificación para desarrollar argumentos convincentes sobre mentiras. Por ejemplo, al convencer a las personas de que hagan cosas supuestamente piadosas, tal como confiar en un régimen externo de auto-disciplina en vez de poner la fe en la muerte y resurrección de Cristo para ser salvos (Colosenses 2:23), Satanás ha descarriado a muchos. Dios se ha esforzado al máximo para asegurarse de que reconozcamos su voz. No solo nos dio su Palabra, sino que también nos entregó al Verbo hecho carne: Jesús (Juan 1:14), para que no seamos fácilmente engañados ni desviados. Sumamente pura es tu palabra, y la ama tu siervo. —Salmo 119:140

lunes, 25 de noviembre de 2013

COMO CRISTIANO, ¿HAS COMPROBADO TUS MOTIVACIONES ÚLTIMAMENTE?

“TODOS LOS CAMINOS DEL HOMBRE SON LIMPIOS EN SU PROPIA OPINIÓN, PERO EL SEÑOR ES QUIEN PESA LOS ESPÍRITUS” (Proverbios 16:2) ¿Eres rápido a la hora de cuestionar las motivaciones de los demás pero lento en el momento de hacerlo con las tuyas? Henry Blackaby habló de un hombre con un muy alto concepto de si mismo que oraba: “Algo no marcha bien, Señor. Leo y oro regularmente, voy fielmente a la iglesia, siempre hago donaciones a obras benéficas, y sin embargo, no tengo mucho. Mi hermano no hace nada de esto y, no obstante, él tiene un montón de dinero. ¿Cómo puede ser que a él le has dado tanto y a mi tan poco?”. Después de una pausa, una voz dijo: “¡Porque te crees un santurrón y eres como un dolor de muelas!”. No puedes engañar a Dios con justificaciones altivas; Él mira en los corazones y juzga nuestras motivaciones. Él Señor sabe cuando haces lo correcto por razones incorrectas. Puedes estar en la iglesia con el corazón lejos de Dios. Los israelitas lo hicieron (ver Isaías 1:10-17). Puedes ayudar a los necesitados y aun así ser ambicioso de dinero; Judas lo hizo (ver Juan 12:4-8). Puedes proclamar tu amor por Jesús y al mismo tiempo favorecer la causa de Satanás; Pedro lo hizo (ver Mateo 16:21-28). Puedes hacer sacrificios mientras vives en desobediencia; Saúl lo hizo (ver 1 Samuel 13:8-10). Puedes orar por motivos incorrectos; algunos cristianos del Nuevo Testamento lo hicieron (ver Santiago 4:3). La Biblia dice: “todos los caminos del hombre son limpios en su propia opinión, pero el Señor es quien pesa los espíritus” (Proverbios 16:2). Dios busca una sola cosa: amor. Todo lo que haces debe ser motivado por amor a Él y a los demás. Así que echa un largo y profundo vistazo más allá de tus hechos, a lo que hay detrás de ellos. Entonces pídele al Señor que te muestre lo que Él ve cuando los examina…

sábado, 23 de noviembre de 2013

LAS ORACIONES CON PROMESAS PARA TUS HIJOS

“MI ESPÍRITU DERRAMARÉ SOBRE TU DESCENDENCIA, Y MI BENDICIÓN SOBRE TUS RENUEVOS…” (Isaías 44:3) En Israel, los padres imponen las manos sobre sus hijos, pasando la bendición de Dios de generación a generación. ¡Tú puedes hacer lo mismo! Puedes orar, reclamando las promesas del Señor sobre tu familia y declarar que se haga su voluntad en sus vidas. ¿Son eficaces tales oraciones? ¡Desde luego que sí! Dios dice: “…así será mi palabra que sale de mi boca: no volverá a Mí vacía, sino que hará lo que Yo quiero y será prosperada en aquello para lo cual la envié” (Isaías 55:11). Éstas son algunas oraciones con promesas que puedes realizar a favor de tus hijos: (1) “Mi Espíritu derramaré sobre tu descendencia… Este dirá: Yo soy del Señor” (Isaías 44:3,5). (2) “Mi Espíritu que está sobre ti y mis palabras que puse en tu boca, no faltarán jamás de tu boca ni de la boca de tus hijos ni de la boca de los hijos de tus hijos… desde ahora y para siempre” (Isaías 59:21). (3) “Reprime del llanto tu voz… porque salario hay para tu trabajo… Volverán de la Tierra del enemigo. Esperanza hay también para tu porvenir, dice el Señor…” (Jeremías 31:16,17). (4) “…la descendencia de los justos se librará” (Proverbios 11:21). (5) “Bienaventurado el hombre que teme al Señor y en sus mandamientos se deleita en gran manera. Su descendencia será poderosa en la Tierra; la generación de los rectos será bendita. Bienes y riquezas hay en su casa, y su justicia permanece para siempre” (Salmo 112:1-3).

viernes, 22 de noviembre de 2013

¡UN SACO DE PATATAS!

“A QUIENES PERDONÉIS LOS PECADOS, LES SERÁN PERDONADOS, Y A QUIENES SE LOS RETENGÁIS, LES SERÁN RETENIDOS” (Juan 20:23) Una profesora de una escuela bíblica que enseñaba acerca del alto precio que hay que pagar por no perdonar, pidió a cada uno de sus alumnos que trajera a clase un saco de patatas. Por cada persona a quien negaron el perdón tenían que escoger una patata y escribir en ella la fecha con el nombre de la persona. Durante un mes, y sin fallar, tenían que cargar con el saco de patatas a todas partes. ¡Qué horror! Después de llevar el saco de un sitio a otro por un tiempo, cada estudiante empezó a reconocer: (a) el peso tan grande que estaba llevando espiritualmente; (b) la cantidad de energía que requería el estar atento a su saco; (c) que tenía que tener cuidado de no dejarlo donde no debía. Finalmente, cuando las patatas empezaron a pudrirse y a apestar, se percató de que librarse de ellas era lo mejor que podía hacer. Escucha: “…si perdonáis a los hombres…, os perdonará también… vuestro Padre celestial; pero si no perdonáis…, tampoco vuestro Padre os perdonará…” (Mateo 6:14,15). ¡Qué precio tan alto! Perdonar no es sólo un regalo que das a alguien; te lo das a ti mismo, porque cuando guardas amargura, la felicidad “atraca en otro puerto”. Escucha de nuevo: “A quienes perdonéis los pecados, les serán perdonados, y a quienes se los retengáis, les serán retenidos” (Juan 20:23). ¿Te gustaría que Dios te perdonara de la misma forma que tú perdonas a los demás? Si este pensamiento te incomoda, entonces “pon manos a la obra” y haz algo al respecto antes de que acabe este día.

jueves, 21 de noviembre de 2013

FUERA DE "LA BOMBA DE AGUA" Y DENTRO DEL "CAUDAL"

“SUBIRÁS A LA TIERRA QUE FLUYE LECHE Y MIEL…” (Éxodo 33:3) Mientras que estaba en Egipto, el pueblo de Dios tenía que bombear agua del Nilo para regar los cultivos y poder sobrevivir. ¡Vaya cuadro! Trabajando como esclavos con una bomba de pie sólo para continuar viviendo. Pero luego la situación cambió. Escucha: “…para que… entréis a poseer la Tierra… que fluye leche y miel…no es como la Tierra de Egipto… donde sembrabas tu semilla y regabas con tu pie…” (Deuteronomio 11:8,9,10). En tu camino espiritual hay un lugar donde puedes parar de “bombear” y entrar en “el caudal”; allí puedes dejar de sudar por todas tus preocupaciones porque la bondad de Dios fluye sencillamente en cada área de tu vida. Sin embargo, ¡esta promesa es sólo para los obedientes! Escucha: “Guardad, pues, todos los mandamientos que Yo os prescribo hoy, para que seáis fortalecidos y entréis a poseer la Tierra a la cual vais a pasar para tomarla…” (Deuteronomio 11:8). Es como tener el código de acceso y el número de cuenta correctos. Todo lo que tienes que hacer es sacar directamente del “cajero”, porque ahora estás caminando en armonía con Dios. Todos queremos vivir en “el caudal” de las bendiciones de Dios, pero sólo un puñado de israelitas logró entrar en la Tierra prometida. ¿Quiénes eran? (a) Aquellos que se atrevieron a seguir las instrucciones que Dios les había dado; (b) Aquellos que estaban dispuestos a enfrentarse a los gigantes que daban miedo; (c) Aquellos que rehusaron ser influenciados por las opiniones de otros; (d) Aquellos cuya fe decía: “…el Eterno… nos llevará a esta Tierra y nos la entregará…,no… temáis” (Números 14:8,9). ¡Y tú puedes ser uno de ellos!

miércoles, 20 de noviembre de 2013

BIENVENIDO DE REGRESO

Nehemías 9:7-21 … tú eres Dios que perdonas, clemente y piadoso… —Nehemías 9:17 Santi decidió seguir a Cristo a los diez años. Quince años después, su compromiso se había desvanecido. Había adoptado una filosofía de vivir solamente el momento y desarrollado malos hábitos. Al cabo de un tiempo, todo parecía caerse a pedazos: tuvo problemas en el trabajo y tres miembros de su familia murieron casi simultáneamente. Temores y dudas comenzaron a invadir a Santi, y nada parecía ayudar… hasta que un día, leyó el Salmo 121:2: «Mi socorro viene del Señor, que hizo los cielos y la tierra». Estas palabras penetraron el temor y la confusión de su corazón. Recurrió a Dios en busca de ayuda, y el Señor lo recibió con agrado. La travesía espiritual de Santi me recuerda la antigua historia de Israel. Los israelitas tenían una relación singular con Dios: eran su pueblo escogido (Nehemías 9:1-15). No obstante, pasaron muchos años en rebeldía e ignorando la bondad del Señor, y alejándose para seguir sus propios caminos (vv. 16-21). Sin embargo, cuando se volvieron a Él y se arrepintieron, Dios se mostró perdonador, «clemente y piadoso, tardo para la ira, y grande en misericordia» (v. 17). Estas cualidades divinas nos animan a acercarnos al Señor… aun después de habernos alejado de Él. Cuando humildemente abandonamos nuestras conductas rebeldes y volvemos a consagrarnos a sus caminos, Dios muestra compasión y nos recibe con agrado de regreso a la comunión con Él. Los brazos acogedores de Dios están siempre abiertos.

martes, 19 de noviembre de 2013

EL CORAJE PARA ENFRENTARSE A LA REALIDAD ACTUAL

El coraje para enfrentarse a la realidad actual “…UNGE TUS OJOS CON COLIRIO PARA QUE VEAS” (Apocalipsis 3:18b) Al profesor Howard Henricks le pidieron una vez que evaluara por qué disminuía la membresía de una determinada iglesia. Después de asistir al culto durante varias semanas, él se reunió con el comité directivo e hizo esta recomendación: ” Para que la gente vea cómo se hacían los cultos en la década de los cincuenta (1950), levantad una cerca alrededor de la iglesia y cobrad para entrar”. En otras palabras: “¡Estáis totalmente atrasados!”. Puesto que nuestro ego está en juego, tendemos a dar un giro positivo a las cosas, ignorando mientras tanto toda la evidencia que muestra lo contrario. El peligro está en que, con el tiempo, perdemos la visión de lo que, de hecho, está pasando a nuestro alrededor. Los buenos líderes rehúsan hacer eso; indagan sin descanso para conocer el problema. Desarraigan la desinformación y rehúsan premiar a los que la difunden. Al hacerlo, crean un ambiente transparente acerca de lo que sucede y lo que no. Para asegurarte de que vives así, obedece estos siete “mandamientos”: (1) No aparentarás. (2) No harás “la vista gorda”. (3) No exagerarás. (4) No “dispararás” al portador de malas noticias. (5) No usarás “la cantidad de los que te rodean” para imponer tu criterio. (6) No ignorarás la crítica constructiva. (7) No te aislarás. Intentar progresar ignorando la realidad es como intentar andar sobre agua: No podrás hacerlo, y te hundirás en el empeño. Tienes que estar dispuesto a enfrentar la verdad, independientemente de lo muy dolorosa que pueda ser. Y si no te gusta lo que ves… ¡cámbialo!

lunes, 18 de noviembre de 2013

¿QUÉ ESTÁS DEPOSITANDO HOY EN TU CUENTA CELESTIAL?

“…AUNQUE ESTE NUESTRO HOMBRE EXTERIOR SE VA DESGASTANDO, EL INTERIOR NO OBSTANTE SE RENUEVA DE DÍA EN DÍA…” (2 Corintios 4:16) Si eres uno de esos santos de Dios con canas, escucha lo que dijo Pablo: “…aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día… no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven, pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas” (2 Corintios 4:16,18). Una viuda de 90 años se estaba trasladando a una residencia de ancianos, porque estaba ciega. Subiendo en el ascensor, y cuando la enfermera le empezó a describir su habitación, la viejecita exclamó: “¡Me encanta!”. “¡Pero si no la ha visto todavía!”, dijo la enfermera. “No importa”, contestó la anciana, “la felicidad es algo que decides de antemano. El que me guste o no me guste no depende de cómo estén colocados los muebles. Lo que importa es cómo ordeno mi mente, y ya he decidido que me encanta. Cuando me despierto cada mañana, puedo elegir: o pensar en las partes de mi cuerpo que ya no funcionan, o dar gracias por las que todavía lo hacen. Cada día es un regalo, así que mientras mis ojos sigan abriéndose, me voy a centrar en las bendiciones de cada nuevo día y en los recuerdos estupendos que he almacenado”. ¡Qué actitud más maravillosa!, ¿verdad? La edad avanzada es como una cuenta bancaria; sólo puedes retirar lo que has depositado [más los intereses]. Si depositas muchas cosas buenas a tiempo, podrás sacarlas más tarde cuando las necesites. Una pregunta: ¿Qué es lo que estás depositando hoy en tu cuenta?

viernes, 15 de noviembre de 2013

CUIDADO CON EL BANDIDO

“EL LADRÓN… VIENE… PARA HURTAR… Y DESTRUIR; YO HE VENIDO PARA QUE TENGAN VIDA… EN ABUNDANCIA” (Juan 10:10) Durante la década de 1870, aterrorizó a los viajeros de las diligencias, sin ni siquiera pegar un tiro. Su arma tenía reputación. Su munición era la intimidación. Se llamaba Black Bart, un bandido encapuchado con un arma mortal. No era muy distinto de otro ladrón aun más mortífero. Aunque no lo hayas visto nunca, lo reconocerías al instante. En el hospital has sentido su frío aliento en el cuello. Él fue la causa de que tu mano te sudara durante tu última entrevista de trabajo o tu última biopsia. En el cementerio, te susurra al oído: “El próximo serás tú”. Ahora bien, ese bandido no quiere tus bienes. No, él quiere el “combustible” con el que vives: tu felicidad. Su nombre es: “Miedo”. Te manipula en situaciones misteriosas y te provoca con lo desconocido: miedo a morir, fallar, al mañana, a Dios – ¡y miedos que ni siquiera puedes identificar! No importa el tipo de miedo que el enemigo pone en tu camino, siempre tiene el mismo propósito: que eches a correr, que veas la posibilidad como vulnerabilidad y riesgo, y como resultado no consigas disfrutar de la vida que el Señor creó para ti. Pero la Biblia dice: “…no nos ha dado Dios [imagina quién entonces...] espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2 Timoteo 1:7). Tus miedos no son de Dios, así que ¡recházalos! A propósito, se descubrió que Black Bart era un farmacéutico de carácter suave al que ¡le aterrorizaban los caballos! Y ¿sabes por qué nunca disparó un tiro? Porque ¡su rifle nunca estuvo cargado!

jueves, 14 de noviembre de 2013

TIENES LA POTESTAD DE DIOS ¡ÚSALA!

“OS DOY POTESTAD… SOBRE… (D)EL ENEMIGO, Y NADA OS DAÑARA” (Lucas 10:19) Una noche, el fotógrafo neoyorquino Paul Keating vio a dos asaltantes robando a un universitario. Sin pensarlo dos veces, se lanzó sobre ellos, permitiendo así que la víctima pudiera huir y buscar ayuda. Momentos más tarde, se oyeron dos disparos y Keating yacía muerto en el suelo. Después, cuando la ciudad de Nueva York le otorgó la medalla póstuma al valor, el alcalde dijo: “Nadie le observaba esa noche, ni nadie le obligó a involucrarse en ese momento de necesidad. Él lo hizo porque ésa era la clase de persona que era”. En cualquier caso, ¿qué le hace a alguien ser valiente? ¿Piensas que es el deseo de poder, posesiones o popularidad? Si es así, ¡considera lo siguiente! : Si fuera por poder, Stalin no hubiera tenido miedo al acostarse por la noche, ¡ni sufrido tal paranoia que nombró un soldado para guardar sus bolsitas de té! Si fuera por posesiones, el temor no hubiera causado que el difunto millonario, Howard Hughes viviera como un ermitaño y muriera solo. Si fuera por popularidad, los biógrafos de John Lennon no le hubieran descrito como un hombre miedoso que dormía con las luces encendidas y vivía aterrorizado por los microbios. Los recursos terrenales dan sólo una seguridad pasajera. El valor verdadero viene de la confianza total y duradera en el Dios que nos dice (al pedirla): “Os doy potestad… sobre… (d)el enemigo, y nada os dañara” (Lucas 10:19). Deja de suplicarle al Señor por victoria sobre tus circunstancias, o protección, o paz interior; ¡Él ya te la ha dado! Simplemente, ¡empieza a caminar en ella!

miércoles, 13 de noviembre de 2013

DIARIOS DE TRAGEDIAS

Lamentaciones 3:19-33 … nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad… —Lamentaciones 3:22-23 Yves Congar tenía solo diez años cuando empezó la Segunda Guerra Mundial y la ciudad francesa donde vivía fue invadida por el ejército alemán. Su madre lo animó a llevar un diario, el cual se convirtió en una narración clara de una ocupación militar, con detalles coloridos. Registró una tragedia desde la perspectiva de un niño. Lo que había presenciado tuvo un impacto tan profundo en su vida que se sintió llamado a comunicarles a otros la esperanza que hay en Cristo. Siglos antes, el profeta Jeremías había sido testigo de la invasión de Jerusalén a manos de Nabucodonosor, y escribió sus observaciones en su «diario»: el libro de Lamentaciones. A pesar de los momentos desesperantes, el profeta encontró esperanza en el corazón de Dios: «Por la misericordia del Señor no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad» (3:22-23). En diversas ocasiones, podemos experimentar o ser testigos de tragedias que parecen fuerzas hostiles que atacan nuestra vida. Pero esos momentos difíciles no duran para siempre. Como sucedió con Jeremías, nuestra mayor esperanza sustentadora es reflexionar en la fidelidad y la provisión de nuestro Padre celestial. ¡Las misericordias del Señor son nuevas cada mañana, y su fidelidad es grande! La mejor razón para la esperanza es la fidelidad de Dios.

martes, 12 de noviembre de 2013

UN MANDAMIENTO NUEVO EN LA BIBLIA

“UN MANDAMIENTO NUEVO OS DOY: QUE OS AMÉIS UNOS A OTROS COMO YO OS HE AMADO” (Juan 13:34) Considerando el entorno histórico, este “…mandamiento nuevo…” que Jesús dio es verdaderamente sorprendente: Primero, estaba la ley de la venganza. Antes de Moisés, la ley en la tierra era la ley de la jungla. Decía: “Si me haces daño, te haré daño ­ y no poco, ¡ya verás!”. Los enemigos buscaban rápidamente nuevas formas de saldar “viejas cuentas”, porque la venganza no sólo era aceptable, sino promovida. Después, vino la ley de la compensación. En los tiempos de Moisés la venganza fue sustituida por la compensación, lo que permitía “…ojo por ojo, diente por diente…” (Éxodo 21:24), pero nada más. Los causantes del daño debían pagarlo o restituirlo. En aquel entonces este fue un gran paso; Jesús fue incluso más lejos al introducir en el mandamiento el ejemplo de su amor. Cuando Él dijo: “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como Yo os he amado…” (Juan 13:34), reafirmaba lo que dice la Ley: “No te vengarás amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Levítico 19:18; Marcos 12:31). Este mandamiento demuestra el amor incondicional y de sacrificio hacia nosotros de parte de Dios, y luego ¡nos invita a vivir de la misma manera, amando hasta el fin! He aquí un caso de cómo una clase de estudiantes de instituto demostró la ley del amor: Cuando un compañero estaba perdiendo el cabello debido a un tratamiento de quimioterapia, todos le mostraron su amor y apoyo afeitándose la cabeza para que él no sintiera vergüenza al volver a clase. En un periódico local apareció una foto mostrando a todos con la cabeza calva, debajo del título: “Todo Lo Que Hacemos, Lo Hacemos Juntos”. Esa es la clase de amor del que Jesús estaba hablando cuando dijo: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tenéis amor los unos por los otros” (Juan 13:35). “UN MANDAMIENTO NUEVO OS DOY: QUE OS AMÉIS UNOS A OTROS…” (Juan 13:34) Hace algunos años, el general Omar Bradley volaba en viaje de negocios en una aerolínea comercial, vestido de civil. Cuando se sentó en su asiento comenzó a revisar documentos. Coincidió que a su lado iba un joven soldado raso que no reconoció al general. Cuando el avión despegó, el joven se giró hacia el general y le dijo: “Ya que vamos a estar juntos por un rato, podríamos charlar para conocernos un poco. Supongo que usted es banquero”. Bradley no quería parecer grosero, pero debía terminar el trabajo, así que le contestó: “No, soy el general Omar Bradley, general de cinco estrellas del ejército de los Estados Unidos. Dirijo la Junta de Jefes de Estado del Pentágono en Washington, D.C.”. Sin sobresaltarse, el joven soldado contestó: “Vaya, señor, ese sí que es un trabajo importante de verdad. ¡Espero que no lo eche a perder!”. Tu trabajo es amar; ¡no lo eches a perder! El amor de Dios es la fuerza más poderosa del mundo, y depende de nosotros llevar esa antorcha de amor y mantenerla encendida. La Biblia dice: “Vestíos… de… entrañable misericordia, de bondad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia. Sobre todo, vestíos de amor… (Colosenses 3:12,14). Es muy bonito el poder citar de memoria algunos versículos, orar con bonitas palabras, estudiar teología e ir a la iglesia, pero solamente cuando la gente ve el amor que hay en ti, es cuando será impactada por tu vida. ¡No son las palabras la verdadera prueba de tu discipulado, sino el amor!

sábado, 9 de noviembre de 2013

PARA TU BIEN Y EL PROPÓSITO DEL SEÑOR

“…A LOS QUE AMAN A DIOS, TODAS LAS COSAS LOS AYUDAN A BIEN…” (Romanos 8:28) Algunas de las palabras de la Biblia más malentendidas son estas: “…a los que aman a Dios, todas las cosas los ayudan a bien… a los que conforme a su propósito son llamados. A los que antes conoció, también los predestinó para que fueran hechos conformes a la imagen de su Hijo…” (Romanos 8:28,29). Fíjate bien, no dice: “Dios dispone todas las cosas para que salgan de la manera en que queremos”. Hay muchos finales infelices. ¡Solamente en el Cielo se hace todo a la manera de Dios! Observa las palabras: (1) “”…a los que aman a Dios…”. Todas las cosas no obran para bien, a menos que ames al Señor y camines en obediencia a Él. (2) ”…todas las cosas ayudan a bien…”. Al igual que se necesitan muchos ingredientes para hacer un pastel, incluyendo algunos que no tienen buen sabor, diferentes experiencias son necesarias para hacernos semejantes a Cristo. (3) ”…a bien…”. Mucho de lo que ocurre en nuestras vidas parece malo en el momento pero, a medida que confiamos en Él, Dios saca algo bueno de ello. (4) ”…a los que conforme a su propósito son llamados”. ¿Cuál es el propósito más sublime que el Señor tiene para ti? “…que fuera(n)[s] hecho(s) conforme(s) a la imagen de su Hijo…”. Somos como piedras preciosas talladas por el martillo de la experiencia. Si “el martillo de un joyero” no es lo bastante fuerte para desprender tus bordes ásperos, Dios usará “un mazo”. Y si eres obstinado, Él se servirá de “un martillo percutor”. ¡Él empleará todo lo que sea necesario! Por eso Santiago escribió: “…la prueba de vuestra fe produce paciencia” (Santiago 1:3).

viernes, 8 de noviembre de 2013

DOS VICTORIAS

2 Samuel 5:17-25 Entonces consultó David al Señor… —2 Samuel 5:19 El rey David se enfrentaba a un enemigo conocido. Años antes, había derrotado a Goliat, el principal guerrero filisteo, matándolo de un piedrazo (1 Samuel 17). Ahora era monarca de Israel, ¡y los filisteos aparecieron otra vez! Oyeron que él era el rey y decidieron atacar (2 Samuel 5:17). ¿Qué es lo primero que hacemos cuando aparece un problema? Podemos entrar en pánico, planificar… o hacer como hizo David: orar. «Entonces consultó David al Señor» (v. 19), y Dios lo guió. David tuvo que pelear dos batallas contra los filisteos: una en Baal-perazim y la otra en el valle de Refaim. Hizo bien en consultar a Dios porque, en estas dos batallas, se aplicaron estrategias diferentes. En la primera, el Señor triunfó exclusivamente con su poder: «Quebrantó el Señor a mis enemigos», registró David (v. 20). En la siguiente, Dios le dio a David un plan de acción, y cuando el rey lo implementó, los israelitas vencieron (vv. 23-25). Todos los días enfrentamos muchos desafíos. Aunque no hay una respuesta que se aplique a todo, nuestra primera acción siempre debe ser consultar a Dios. A medida que el Señor nos vaya guiando, podemos confiar en Él. Entonces, ya sea que la victoria llegue a través de su intervención milagrosa o mediante su guía, toda la gloria es para Dios. Para estar firme ante cualquier desafío, pasa tiempo de rodillas.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

SALTAR LA PARED

Romanos 12:14-21 Si el que te aborrece tuviere hambre, dale de comer pan, y si tuviere sed, dale de beber agua. —Proverbios 25:21 El sargento Richard Kirkland fue un soldado confederado durante la Guerra Civil en los Estados Unidos (1861-1865). Cuando el fracaso del ejército de la Unión durante la Batalla de Fredericksburg dejó abandonados a los soldados en tierra de nadie, Kirkland consiguió permiso para socorrerlos. Con varias cantimploras, saltó la pared de piedra y se inclinó para ayudar al primer soldado. Corriendo gran riesgo, el «Ángel de Marye’s Heights» extendió la misericordia de Cristo a soldados enemigos. Si bien pocos nos enfrentaremos a enemigos en un campo de batalla, sí hallaremos personas sufrientes por todas partes, que luchan contra la soledad, la pérdida, los problemas de salud y el pecado. Sus clamores, silenciados por nuestras numerosas distracciones, ruegan pidiendo misericordia y consuelo, esperanza y auxilio. El ejemplo de Kirkland al demostrar la compasión de Cristo puso en práctica el mandato de amar a los enemigos (Mateo 5:44). Pablo amplió este tema al citar Proverbios 25:21: «Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber» (Romanos 12:20). «No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal», fue su instrucción (v. 21). El desafío de Pablo nos insta a imitar al sargento Kirkland. Hoy es el día de «saltar la pared» de la seguridad para brindar el consuelo de Dios a los necesitados. «Podemos ser amables aunque alguien no nos agrade». —Samuel Johnson

POR BUENA CONDUCTA

2 Corintios 5:1-11 Por tanto procuramos […] serle agradables [a Dios]. —2 Corintios 5:9 En el ministerio para niños en mi iglesia, damos tarjetas a aquellos que notamos que se portan bien. Los pequeños las juntan y reciben premios por las buenas decisiones que han tomado. De este modo, tratamos de reafirmar la buena conducta en lugar de concentrarnos en el mal comportamiento. Cuando un líder le entregó una tarjeta a Timoteo, de once años de edad, él respondió: «No, gracias. No la necesito. Quiero portarme bien, y no necesito una recompensa por hacerlo». Para él, hacer lo correcto era la recompensa. Sin duda, ese muchachito tiene bien incorporados los buenos valores y desea ponerlos en práctica… haya premio o no. Como creyentes en Cristo, nosotros un día también recibiremos recompensas. En 2 Corintios 5:10, Pablo expresa que cada uno recibirá «según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo». Pero el recibir una recompensa no debe ser nuestra motivación para vivir correctamente. Tampoco debe serlo ganar la salvación. El deseo y la motivación de nuestro corazón tienen que ser el amor de Dios y el procurar agradarle. Cuando amamos a Dios, hacemos que nuestro objetivo sea complacer a Aquel que nos amó primero (1 Juan 4:19) y servirlo con motivaciones puras (Proverbios 16:2; 1 Corintios 4:5). ¡La mejor recompensa será estar con Él! Nuestro deseo de agradar a Dios es lo que más nos motiva a obedecerlo.

viernes, 1 de noviembre de 2013

EL ÚLTIMO CAPÍTULO

Apocalipsis 22:6-20 Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. —Filipenses 4:5 Tengo una amiga que lee primero el último capítulo cuando comienza una nueva novela de suspenso. «Quita la ansiedad de la lectura», afirma. Lo mismo pasa con los creyentes: como sabemos el final de la historia, podemos ser centros de paz en medio del tremendo caos; de calma frente a la tragedia. En Filipenses 4:5, Pablo denomina esta actitud «gentileza», o moderación. Es un término que implica «paz bajo presión». Alude a la fortaleza deliberada y tranquila con que enfrentamos las circunstancias inquietantes de cada día. Los reinos pueden caer; los amigos, fallar; las iglesias, desaparecer; los océanos, crecer; y las montañas, derrumbarse; pero nosotros seguir en paz. ¿Cómo mantenemos semejante compostura? Recordando que «el Señor está cerca» (Filipenses 4:5). Está de pie al otro lado de la puerta, y listo para aparecer y recomponer todo lo que anda mal. Entonces, este mundo y todos sus problemas se convertirán en el reino de nuestro Señor, y «la tierra será llena del conocimiento de la gloria del Señor, como las aguas cubren el mar» (Habacuc 2:14). Jesús declaró: «Ciertamente vengo en breve» (Apocalipsis 22:20). ¡Podría ser hoy! Es lo último que dijo en el mismísimo capítulo final de su Libro. La doctrina más vinculada a la vida diaria es la del retorno de Cristo.