viernes, 27 de junio de 2014

¿DEBEMOS TENERLE MIEDO A LA BIBLIA?

Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos… y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Hebreos 4:12 Recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas. Santiago 1:21 En una feria, muchos transeúntes pasaban frente al puesto de la Biblia. Un niño se acercó para tomar un folleto que contenía versículos bíblicos, pero su madre se lo impidió bruscamente. Le quitó el folleto, tomó al niño de la mano y lo alejó del puesto. Me quedé pensativo. ¿Por qué tenía tanto miedo a la Biblia? Después de varias tragedias relacionadas con las sectas, incluso los llamados a seguir a Jesucristo pueden parecer sospechosos. Con justa razón el Estado está preocupado por la proliferación de las sectas, pero existe el gran riesgo de que luche contra el propio Evangelio. Ahora bien, sólo a la luz de la enseñanza bíblica podemos reconocer y denunciar las sectas. La Santa Escritura es la única fuente de revelación y la referencia para catalogar a cada movimiento religioso. Es la espada del Espíritu con la que los creyentes deben combatir, denunciar y rechazar el mal y todos los errores. La Biblia no es un libro como los demás; es la Palabra de Dios dada a los hombres. Nadie puede interponerse entre usted y Dios, pues hay un sólo mediador entre Dios y los hombres, “Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos” (1 Timoteo 2:5-6). A veces la Biblia puede asustarnos, pues revela nuestra verdadera naturaleza pecaminosa al igual que un espejo refleja nuestra imagen. Pero todos los que han abierto su corazón al amor de Dios y han creído en su mensaje saben que es la verdad. ¡Él transformó sus vidas!

miércoles, 25 de junio de 2014

COMO OBTENER EL VERDADERO GOZO

(Jesús dijo Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido. Juan 15:11 Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido. 1 Juan 1:4 ¿Qué sabemos de la alegría? Para muchos, la alegría está asociada a los placeres de la vida, a disfrutar la familia, las relaciones sociales, el deporte, los viajes… Para otros la alegría representa la ausencia de sufrimientos y dificultades, cosa que es muy difícil encontrar en este mundo. Para el creyente existe una alegría muy diferente; está relacionada con la fe. El fundamento del gozo cristiano no se ve alterado por las circunstancias, pues descansa en Dios (Filipenses 1:25). Las alegrías que el mundo ofrece no son duraderas; sólo el gozo que da la fe en Dios permanece hasta el futuro eterno. A pesar de las pruebas, las tristezas y las preocupaciones que encuentren en su camino, los creyentes tienen el privilegio incalculable de poder regocijarse “con gozo inefable y glorioso” (1 Pedro 1:8). Conocen a Jesús, lo tienen en su corazón, incluso sin haberlo visto. El amor de Jesucristo mismo es el que da gozo al creyente. Cuando la venida del Hijo de Dios fue anunciada, el ángel dijo: “No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor” (Lucas 2:10-11). El deseo de Dios es que ese gran tema de gozo sea comunicado a todos los hombres, para que estemos llenos de él. Antes de despedirse de los suyos, el Señor prometió: “Nadie os quitará vuestro gozo” (Juan 16:22).

domingo, 22 de junio de 2014

¿HAY ALGUIEN QUE SEA JUSTO, SANO Y QUE NO TENGA NECESIDAD DE DIOS? ÉSTA PALABRA NO ES PARA TAL PERSONA

Respondiendo Jesús, les dijo: Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.(Lucas 5:31-32) (Leer Lucas 5:27-35) Mateo era un publicano, recaudador de impuestos que trabajaba para los romanos, por eso era despreciado. Un día escuchó a Jesús decirle: “Sígueme” (v. 27), y al momento dejó todo y siguió al Señor. Incluso le hizo un gran banquete en su casa; gastó dinero en los demás en vez de recibir el dinero de los demás. Sentado a su mesa, Jesús estaba rodeado de toda clase de personas. Entonces los fariseos, esos hombres religiosos pero a menudo hipócritas, criticaron a Jesús, porque comía con publicanos y pecadores. No comprendían que esas personas no habían venido en función de sus méritos, sino porque tenían necesidades espirituales y querían escuchar a Jesús. Jesús vino precisamente por esas personas: “No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento” (Lucas 5:32). Por ejemplo, Jesús llamó a Mateo, y éste, sabiendo que era pecador, respondió al llamado y se arrepintió. Fue hecho justo mediante la fe en Cristo, quien iba a morir por él. Los fariseos se creían justos porque observaban estrictamente los ritos religiosos de sus tradiciones, pero sólo eran justos a sus propios ojos, y no a los ojos de Dios. Todavía hoy Dios llama a todos los hombres para que se arrepientan, pues para él “no hay justo, ni aun uno” (Romanos 3:10). Para Dios todos están espiritualmente enfermos y necesitan a Jesús, el divino médico. El primer paso de la fe es aceptar esto y reconocerse perdido. ¿Ha dado usted ese paso?

sábado, 21 de junio de 2014

TU CRUZ ES MI LUZ

El Verbo era Dios… En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella. Juan 1:1, 4-5 Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos. Mateo 5:16 Hoy es 21 de junio. En el hemisferio Norte es el día en que la luz brilla con mayor intensidad y que tiene la máxima duración. En el hemisferio Sur eso ocurre el 21 de diciembre. ¿Sabía que existe una luz más grande todavía? Esta luz es una persona, Jesucristo, “aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo” (Juan 1:9). Se trata de una luz moral, espiritual, que resplandece en la persona de Cristo, revelado en el mensaje del evangelio, la buena nueva. ¿Brilla en nuestro corazón? ¿Resplandece en nuestra vida, o más bien huimos de ella porque pone al descubierto lo que somos? ¿Cómo puede brillar? No mediante una aureola, sino a través de nuestro comportamiento. “En él (Jesús) estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres” (Juan 1:4). Viendo vivir a Jesús, escuchando sus palabras, los que estaban a su alrededor eran iluminados, percibían cuál era la apreciación de Dios sobre todo lo que el hombre esconde. Eran puestos en contacto con la luz y el amor de Dios. Ahora, los que creen en Jesucristo, mediante la fe pueden reflejar algo de la luz y del amor divinos al perdonar a los que les hacen daño, al amar a sus enemigos, al orar por ellos, al hacer bien a todos y al abstenerse de toda forma de mal (1 Tesalonicenses 5:22). El verdadero cristianismo no es una serie de reglas morales, sino una vida que se ve, que actúa, que ama y que esparce la luz.

lunes, 16 de junio de 2014

¿QUIÉNES SON LOS VERDADEROS DISCAPACITADOS?

Hace algunos años, en las Olimpíadas especiales de Seattle, nueve concursantes, todos física o mentalmente discapacitados, estaban preparados en la línea de partida de los 100 metros planos; con el disparo salieron, no exactamente a una carrera, sino al disfrute de correr, llegar al final y ganar, todos ellos, excepto un pequeño muchacho que se cayó aparatosamente en el asfalto y comenzó a llorar. Los otros corredores lo escucharon y redujeron velocidad y miraron hacia atrás y todos se volvieron hacia él; una chica, con síndrome de DAWN , se agachó y le dió un beso en la mejilla y le dijo: “Esto te hará sentir mejor”, luego los nueve encadenaron sus brazos y todos juntos caminaron hasta la meta. Todas las personas que estaban en el estadio se pusieron de pie y comenzaron a gritar por varios minutos; la gente que estuvo allí aún cuenta esta historia. Aquellos jóvenes podían tener alguna deficiencia, pero no padecían la peor de las enfermedades: “La insensibilidad.” No olvidemos que más importante en esta vida que ganar solo, es ayudar a otros a vencer también. Aunque eso signifique disminuir el paso o cambiar el curso. Hechos 20:35 “más bienaventurado es dar que recibir”

viernes, 13 de junio de 2014

¿DE DONDE HAY QUE COMER?

Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado. Y Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; también el árbol de vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal. Génesis 2:8-9 Ella (la sabiduría) es árbol de vida a los que de ella echan mano. Proverbios 3:18 DEL ÁRBOL DE LA VIDA (Lea Génesis 2:8-17) El capítulo 2 de Génesis nos habla de un huerto de delicias, el huerto de Edén, que Dios mismo había plantado para albergar a Adán y Eva. En ese huerto, irrigado por varios ríos, crecía “todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer”. En el centro de esta abundancia se hallaba el árbol de la vida. El lugar que ocupaba el árbol de la vida, en el centro del huerto, nos indica la importancia que Dios, el Dios vivo, el “Dios de mi vida” (Salmo 42:8), da a la vida. ¿Cuál es esta vida simbolizada por el árbol de la vida? En el libro de los Proverbios la sabiduría es llamada “árbol de vida” (v. 18). Está personificada, hace las delicias de Dios y de los hombres (cap. 8). Anuncia al Señor Jesús, llamado la “sabiduría de Dios” (1 Corintios 1:24). En efecto, sólo por medio del Señor Jesús podemos acceder desde ahora a la vida eterna, es decir, conocer a Dios como aquel que nos ama y quiere hacer de nosotros sus hijos. Mediante Jesús podemos poseer ya en la tierra la vida en abundancia (Juan 10:10) que el buen Pastor da a sus ovejas. El árbol de la vida estaba en el centro del huerto de Edén. Amigos cristianos, ¿está el Señor Jesús en el centro de nuestra vida, de nuestros pensamientos y de nuestras decisiones? Dios nos llama a vivir, por la fe, en comunión con el Señor Jesús y a hallar nuestro gozo y fuerza en él.

martes, 10 de junio de 2014

DONDE HAY TINIEBLAS DIOS QUIERE SEGUIR PONIENDO SU LUZ

Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo. 2 Corintios 4:6 Dios dijo… Y fue hecho (Lea Génesis 1) El primer capítulo de Génesis nos revela de forma majestuosa el nacimiento del Universo. Es como un magnífico panorama, una serie de siete exposiciones que surgen como resultado de la palabra creadora de Dios. “Porque él dijo, y fue hecho; él mandó, y existió” (Salmo 33:9). Por la poderosa voz del Dios creador, apareció la luz. “Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía” (Hebreos 11:3). Y como maravilloso punto final de todo, el hombre fue creado a imagen de Dios. Pero esta creación tan hermosa fue estropeada por la entrada del pecado en el mundo (Romanos 5:12), el cual trajo consigo una serie de sufrimientos, innumerables males y la muerte. Entonces Dios envió a Jesucristo, su único Hijo, para introducir mediante su cruz una «nueva creación» donde la paz, la justicia y el amor caracterizan a los hombres renovados. Así, el universo fue formado sólo mediante el poder de la palabra de Dios; pero para expiar el pecado, para quitarlo de delante de Dios, fue necesaria la muerte en la cruz del Hijo de Dios. ¡Qué insondable misterio! La misma palabra que creó los mundos hace que una nueva luz brille sobre nosotros, la luz de su amor. Aceptar esta luz es creer en el Señor Jesús. Pronto, esa luz será perfectamente manifestada en los cielos nuevos y la tierra nueva en donde Dios, que es luz y amor, morará con los hombres (Apocalipsis 21:1-4).

viernes, 6 de junio de 2014

DIOS SIEMPRE MUESTRA SU AMOR

Una niña, de unos 6 años, iba diariamente a su colegio caminando a través del bosque. Una mañana, había amanecido con un cielo amenazador. El viento y las nubes hacían presagiar un día de lluvia, pero la bella niña seguía su camino rumbo a la escuela, como si todo fuera normal.Durante el día, la tormenta fue aumentando en intensidad, por lo que se desató una tempestad con muchos rayos que podían verse desde varios kilómetros. La madre estaba preocupada por su pequeña hija que, como de costumbre, tenía que regresar sola atravesando el bosque. Sintió mucho miedo por lo que podría pasarle en medio de esa terrible tormenta. Así que rápidamente subió a su auto y se dirigió en dirección a la escuela. La oscuridad y el viento hacían poco visible el camino, por lo que le costaba encontrar a su hija, que en este momento podía estar en peligro. Las luces de su vehículo, le ayudaron a divisar a la distancia a su hija, entre relámpagos y truenos, la pequeña se encontraba sentada junto a un árbol mirando el cielo. En ese momento un relámpago iluminó todo el bosque, la niña se puso de pie sin dejar de mirar el cielo y con una sonrisa angelical, abrió sus brazos. La madre, viendo esta actitud, estaba perpleja, no entendía lo que pasaba, ya que la niña debería estar muerta de miedo. Salió corriendo de su auto y fue al encuentro de su hija. De regreso a su casa, la madre veía extrañada como su hija seguía mirando al cielo, sin dejar de sonreír. ¿Qué miras y por qué sonríes?, preguntó la madre. ¿Sabes por qué sonrío mami?, hoy es el mejor día de mi vida porque Jesús me está sacando fotos y esas son las luces de su enorme flash, algún día me gustaría mucho poder verlas. Para la madre aquella tempestad fue de gran preocupación y angustia, mientras que a los ojos de la inocente niña aquella terrible tormenta se tornó en el mejor de sus días, ella miró el más bello paisaje de su vida, iluminado por la grandeza de Dios, el día en que Jesús le tomó muchas fotos. Cuantas veces los adultos por no tener la inocencia de un niño, cuando vienen las dificultades las tormentas y relámpagos de la vida, en lugar de permitir que Dios ilumine sus caminos para resolverlos, y sonreír a pesar de las tempestades, se intimidan, se dejan dominar por el miedo y se esconden dentro de su propio mundo. –Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos, y les dijo: Les aseguro que para entrar en el reino de Dios, ustedes tienen que cambiar su manera de vivir y ser como niños. (Mateo 18:2,3). –Hermanos, no seáis niños en la manera de pensar; más bien, sed niños en la malicia, pero en la manera de pensar sed maduros. (1Corintios 14:20).

domingo, 1 de junio de 2014

COMO SE PUEDE PERDONAR A UN OFENSOR

Cuando les digo a las víctimas de abuso que la sanidad completa requiere perdonar al agresor, muchas no están de acuerdo. Su mensaje es siempre el mismo: "usted no comprende el dolor que he sufrido". Tienen razón. Pero sí sé que un espíritu lleno de rencor penetra cada parte de nuestra vida como un cáncer. La ira y el resentimiento son señales que no pueden ser desplazadas e ignoradas. Se derraman, dañan las relaciones y llevan a tomar decisiones peligrosas. Leer | Efesios 4:30-32 No tener misericordia nos hace sentir como si estuviéramos castigando a alguien que nos hizo un daño. Pero las personas no pueden vengarse de las demás sin destruirse a sí mismas. Por eso, el Señor nos llama a seguir su ejemplo de extender misericordia a todos (ef 4.32). Nadie puede justificar el no perdonar cuando Dios nos ha perdonado con tanta generosidad. Si bien, un agresor no merece perdón, tampoco nosotros somos dignos del sacrificio de Jesucristo en la cruz. La cruz era un instrumento de tortura. La muerte era lenta y muy dolorosa, pero al menos el dolor físico era temporal. El peor tormento de Jesús comenzó cuando, por haber tomado sobre sí mismo nuestros pecados, fue rechazado por Dios y separado de la comunión y el amor perfectos de él. Puede ser que yo no conozca el dolor que usted siente, pero le aseguro que Jesús sí lo conoce. él le ayudará a vencer las heridas, la ira y el rencor si usted decide perdonar. No es fácil pero no imposible, con Dios todo se puede, pidámosle su Espíritu Santo para perdonar y librarnos del resentimiento que nos hace tanto mal aparte del daño sufrido. Jesús pudo vencer a su naturaleza humana cuando lo crucificaron diciendo: Padre perdónalos porque no saben lo que hacen. El perdón es una elección, un acto de servicio al Señor, y un testimonio a la persona que nos causó dolor. No importa lo terrible que hayan sido las acciones cometidas, Dios exige que mostremos misericordia por nuestro bien y para la gloria de él.